Por: Margarita Suárez Trujillo
Tal como prometí, abordo el tema del turismo y otros detalles en San Francisco, California. La ciudad tiene sus encantos y desencantos. Impacta la belleza topográfica, donde se mezclan las playas y aguas del mar Pacífico, con las montañas. La ciudad incluye varias islas localizadas dentro de la bahía, siendo la más conocida Alcatraz, que fue cárcel desde 1934 hasta 1963.
Ahora, este sitio donde estuvo preso Al Capone, se puede recorrer desde adentro o desde afuera en un crucero que da la vuelta a la antigua prisión. El ícono de San Francisco es el puente colgante Golden Gate, considerado una de las «Maravillas del mundo moderno», posiblemente el más fotografiado del mundo. La niebla es un fenómeno característico tanto en primavera como en verano, casi no podemos tomarnos fotos con el puente debido a la bruma.
Se necesita mucho tiempo para conocer San Francisco, pero algo logramos ver. Son llamativos los tranvías de cable, que desde hace 135 años recorren las empinadas calles, donde se observa la espléndida arquitectura modernista y victoriana. Los taxis desaparecieron en San Francisco, todo es Uber, en la ciudad se encuentran las oficinas centrales de la empresa. Una carrera en Uber cuesta entre 40 y 80 dólares, carísimo.
Pero el parqueadero es más costoso, entre cinco y doce dólares hora. Su barrio chino, Chinatown, es uno de los mejores de los Estados Unidos, donde se vive intensamente la cultura oriental siendo lo mejor su gastronomía. Silicon Valley, en el área de la bahía, es sede de muchas compañías emergentes y globales de tecnología, como Apple, Facebook y Google. Un sitio especial es Pier 39 (Muelle 39) donde se inicia el paseo marítimo de San Francisco, visitado cada año por más de 15 millones de personas.
Allí se pueden ver leones marinos tomando el sol. Pier 39 tiene dos pisos con restaurantes, atracciones, tiendas, carrusel y acuario con 20 mil animales. La parte maluca de San Francisco es el alto costo de vida, la inseguridad y ese horrible olor a mariguana que ronda por todos lados, debido a que allí su expendio y consumo es legal. Por eso no resulta extraño ver indigentes con avisos que, en lugar de pedir comida, solicitan yerba, como aquel que escribió en una cartulina: I need weed.