Por: Harold Salamanca
Apenas nos vamos recuperando del paso del COVID-19, y ya el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió hace unas pocas horas que los aprendizajes que dejó la reciente crisis sanitaria deberán reforzarse por que otra pandemia llegará pronto. La experiencia vivida durante la pandemia de COVID-19 es un llamado de atención sobre nuestra vulnerabilidad como sociedad. También es evidente que causo un impacto profundo en nuestro estilo de vida, alterando la forma en que vivimos, trabajamos, nos relacionamos y nos cuidamos.
Sin lugar a dudas la pandemia ha entregado a la humanidad un balance de aspectos positivos y aspectos negativos. Creo que uno de los impactos más fuertes que nos dejó la pandemia fue el distanciamiento social, medida que nos obligó a limitar los encuentros sociales, evitar abrazos y apretones de manos, así como el cierre temporal de negocios y la cancelación de eventos y actividades presenciales. La pandemia también provocó un aumento en los problemas de salud mental, como el estrés, la ansiedad y la depresión, afectaciones que se van haciendo más visibles con el paso de los días.
Pero no todo es negativo, esta emergencia sanitaria demostró que el trabajo y la educación en un buen número de casos se pueden realizar de manera remota, lo que ha incentivado el aumento del uso de herramientas tecnológicas, como videollamadas y plataformas de colaboración en línea. El cierre temporal de tiendas físicas impulsó el crecimiento del comercio electrónico y las entregas a domicilio. También puso en evidencia la importancia de la priorización de la salud, la prevención y la eficacia de las vacunas en la lucha contra los virus, la conciencia sobre la trascendencia del autocuidado, la higiene personal y la disciplina social.
Estos cambios en nuestro estilo de vida son desafiantes y aunque causaron graves traumatismos, también fueron fuente de grandes oportunidades para la innovación y la adopción de nuevas formas de ver y valorar la vida, de relacionarnos, de divertirnos, de trabajar y de estudiar. Con el nuevo anuncio del director general la OMS, es probable que algunos de estos cambios persistan y moldeen el futuro de nuestra sociedad. No hay duda que como seres humanos estamos en capacidad de construir un futuro más resiliente y preparado para enfrentar cualquier desafío que el mundo pueda presentarnos. De la mano de Dios todo es posible.
