Luis Humberto Tovar Trujillo
Fue la expresión contundente de Benedetti, llámese sentencia, anuncio, amenaza, o como se quiera llamar, al destaparse la olla podrida, escondida en las alcantarillas de Palacio, ante los explosivos audios sobre el entramado delincuencial presidencial.
“Gustavo Petro otrora senador, ya habría llamado a control político, estaría investigando todas las cuentas de la campaña y sería el primer denunciante en la Comisión de Acusaciones. Y habría pedido la presencia de la CIDH, la CPI y la ONU” se dijo. Hoy, como se trata de él y su gobierno, con sus amigos, ya le están justificando al mero estilo Samper, su aliado, de que todo fue a sus espaldas, es culpa de Uribe y la extrema derecha, para impedir la no continuidad de las reformas del “cambio” en el congreso.
Y tratándose del congreso, vamos a verificar si con este atentado a la transparencia electoral, y a la legitimidad de un gobierno, que ha atracado a la democracia, rechaza, por esa potísima razón, la ilegitimidad, todas las reformas propuestas que solo van dirigidas a robar, y a conseguir mas efectivo, como le gusta a la extrema izquierda, para terminar de enriquecerse.
Con razón Maria Andrea Nieto indaga; “¿Entonces los representantes a la cámara van a pupitrear la reforma a la salud de un gobierno cuya financiación de campaña está cuestionada por dineros ilícitos? ¿Ese es el “cambio”? Se van a mecatear los recursos de la salud y acabar con el sistema, porque DESTRUIRLO todo como una venganza, ¡es lo único que sabe hacer el gobierno “potencia mundial de vida”!
Todo este tema hace parte del doblaje de una película, y a ese doblaje me refiero, a que del proceso 8.000 pasamos al nuevo proceso, el 15.000, solo falta el elefante.
Imagínense, dineros mal repartidos y en manos de drogadictos; ahí tienen las consecuencias, relaciones entre ladrones y drogadictos, ahora cantando a voz en cuello, donde no es extraño, verlos contratados por los jesuitas para el cantoral javeriano, y otros menesteres.
Los dineros ilícitos y mal habidos son una maldición; llegar al gobierno con ellos, es otra maldición; de allí que la ilicitud trae desgracia, esas son las consecuencias, y los enemigos del alma están haciendo presencia efectiva entre esa asociación delictiva, creada para acabar con las cosas buenas de este pais, para ofrecer un “cambio” basado en la desgracia de los ciudadanos, pero que toco las instancias intestinales del organismo, intoxicado por la corrupción.
Una maldición lo que esta viviendo Colombia; otra desgracia sobre nuestro territorio, incluso creería que, hasta necesaria, para que el pueblo colombiano entienda la desgracia que produce el socialismo, otra maldición, donde en la historia quedara consignado que Samper, Santos y Petro, como los grandes protagonistas de esta catástrofe.