POR: HAROLD SALAMANCA.
Como colombiano celebro la histórica resolución aprobada recientemente por la Asamblea Mundial de la Salud sobre la salud de los Pueblos Indígenas. La resolución insta a los estados miembros, incluido Colombia, a tomar medidas concretas para mejorar la salud de los pueblos indígenas. Esto implica generar conocimientos sobre su situación sanitaria, desarrollar planes y estrategias nacionales de salud específicos, así como fomentar la formación y contratación de trabajadores de la salud indígenas. Esta decisión sin precedentes marca un hito importante y es un llamado urgente a tomar medidas concretas para abordar las disparidades en salud que enfrentan estos grupos vulnerables.
En Colombia, hogar de una rica diversidad cultural y étnica, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la población indígena asciende a aproximadamente 1,9 millones de personas, distribuidas en diferentes regiones y pertenecientes a distintas etnias. Sin embargo, llama la atención que en general los pueblos indígenas en nuestro país tengan una esperanza de vida considerablemente inferior y una mayor prevalencia de enfermedades y condiciones de salud adversas en comparación con la población no indígena. Esto refleja la necesidad urgente de abordar estas disparidades y garantizar el derecho a la salud para todos los ciudadanos, sin importar su origen étnico.
Es aquí donde debemos reconocer los retos que enfrentamos como sociedad para cumplir con esta invitación de la OMS. La persistente brecha educativa y la discriminación estructural son solo algunos de los desafíos que debemos superar. Además, debemos garantizar que las políticas y programas implementados sean culturalmente sensibles, respetando los conocimientos y prácticas tradicionales de las comunidades indígenas. De igual forma es necesario que se asignen recursos para mejorar la infraestructura de salud en las áreas indígenas, capacitar a profesionales de la salud en temas relacionados con las necesidades y la cultura de estas comunidades.
Esta resolución de la OMS es un paso importante hacia la igualdad y la justicia en la atención sanitaria de los pueblos indígenas. Debemos aprovechar esta oportunidad para promover una sociedad inclusiva y respetuosa de la diversidad, donde todas las personas, sin importar su origen étnico, tengan igualdad de acceso a servicios de salud de calidad. Aquí radica la importancia de la colaboración entre el gobierno, las organizaciones indígenas, los profesionales de la salud y la sociedad civil en general. Es nuestro deber como sociedad trabajar juntos para garantizar que esta resolución se traduzca en acciones concretas y resultados tangibles.
