AMADEO GONZALEZ TRIVIÑO
Cuando todo el país político y económico está en contra de las reformas institucionales que adelanta el actual mandatario de los colombianos, la comunidad económica internacional se pone de parte de las reformas y a su vez, los latinoamericanos se unen en esfuerzos por consolidar un proceso de paz total con los grupos alzados en armas y se suscribe un acuerdo de cese al fuego en la Habana entre el ELN y el Gobierno Nacional, en desarrollo de los Diálogos que se han venido adelantando en estos momentos.
Este proceso histórico que vive el pueblo colombiano es singular, tiene particularidades que nos ponen de presente la necesidad de entender que todo cambio, que toda transformación social, económica y humana, está precedida de una serie de convulsiones internas en los grupos sociales, hasta darle dinamismo y hacer posible de la manera más elemental, la presencia de ideas y de proyectos que redunden en beneficio de las comunidades.
Este proceso que recibe el repudio de la clase económica colombiana y a su vez, que tiene oposición de los partidos tradicionales y que los que se dicen políticos elegidos popularmente en las elecciones al Congreso de la República, se cuestionan y se niegan a aceptar las movilizaciones populares y hacen alarde de un protagonismo que nunca han ejercido, cuando advierte que son ajenos a dichos procesos históricos, que no se van a dejar achantar de las marchas ciudadanas o de los trabadores y que están en esos cargos para analizar y proponer las mejores idea y proyectos para bien de los colombianos.
Consideramos que el Congreso de la República no se ha ganado el mote de ser representativo de una de las instituciones que dejan mucho que desear y que en medio de toda la tormenta social y política nacional es uno de los principales abanderados de las desigualdades sociales, tiene ahora un crucial momento para que se concientice sobre el proceso histórico que nos corresponde asumir y procurar sacar avante dichas reformas sociales que tanto se demandan para buscar en un pequeño momento, alguna luz de apoyo y de solución a los problemas de las comunidades, abandonadas desde hace mucho tiempo por el establecimiento.
Y si a lo anterior se le suma el acuerdo y las negociaciones con el ELN, consideramos que las premisas sobre las cuales se ha de construir la base de este proceso de cese al fuego, enrostrado en pilares fundamentales como son la buena fe que es principio constitucional, la reciprocidad en cuanto tiene que ver con el cumplimiento de los protocolos y la participación ciudadana en forma decidida en los procesos de transformaciones sociales, son elementos que nos llaman poderosamente la atención para pensar que debemos rodear este proceso, así hay muchas voces disonantes que procuran seguir en guerra y desconocer los alcances de unos diálogos que nunca nos han permitido alcanzar lo que hoy es un hecho histórico: ELN, pacta un CESE AL FUEGO con el Gobierno Nacional.
A todos aquellos que dudan y se enfrentan a asumir una realidad, consideramos que mientras no pongamos de nuestra parte y no busquemos construir una mejor sociedad a partir de pequeños aportes en los que nos comprometamos realmente por transformar al hombre del nuevo milenio y volvamos los ojos a nuestra patria, a nuestros intereses sociales y humanos, será imposible alcanzar los objetivos que desde la Constitución Política siempre se han buscado y nunca se han materializado, todos ellos encaminados hacia la convivencia pacífica y la participación ciudadana en los procesos de transformación social que ahora se nos vienen encima y que debemos analizar y asumir como parte de ese cambio que todos reclamábamos.