Por: Harold Salamanca
Desde mi posición como miembro directivo de una organización social comprometida con el desarrollo comunitario en Colombia, quiero resaltar el poder transformador de la tecnología cívica y social en el empoderamiento de nuestras comunidades. En un mundo cada vez más digitalizado, es fundamental aprovechar las herramientas tecnológicas para promover la participación ciudadana y generar un impacto positivo en nuestras sociedades.
En Colombia, las organizaciones sociales desempeñamos un papel vital en el fortalecimiento de las comunidades, en la mejora de los indicadores de salud pública y en la promoción de la justicia social. Según el informe «El Estado de las Organizaciones Sociales en Colombia» del Departamento Nacional de Planeación, existen más de 60,000 organizaciones sociales registradas en el país, abordando una amplia gama de problemáticas y contribuyendo al desarrollo sostenible.
La tecnología cívica y social nos ofrece la oportunidad de monitorear y evaluar nuestros proyectos de manera más efectiva. A través de herramientas digitales, podemos recopilar datos en tiempo real, medir el impacto de nuestras intervenciones y tomar decisiones y realizar ajustes según sea necesario. Esto nos permite ser más eficientes, responsables y transparentes en el uso de los recursos.
De igual manera, la tecnología cívica y social nos ofrece la capacidad de amplificar las voces de las comunidades y promover la rendición de cuentas de las instituciones. Las redes sociales y otras plataformas en línea nos permiten dar visibilidad a las problemáticas y desafíos que enfrentan las comunidades, impulsando así un cambio social y político más profundo.
Además, nos brinda la oportunidad de difundir información y conocimiento de manera más amplia y accesible. A través de redes sociales, blogs y sitios web, podemos compartir recursos educativos, buenas prácticas y herramientas para el empoderamiento comunitario. Esto contribuye a fortalecer la capacidad de las comunidades para tomar decisiones informadas y participar activamente en la transformación de su entorno.
En resumen, la tecnología cívica y social se ha convertido en una herramienta poderosa para el empoderamiento de las comunidades. A través de su uso estratégico, podemos promover una participación ciudadana más activa, fomentar la transparencia y mejorar la eficiencia en nuestras acciones. Sin embargo, es fundamental abordar los desafíos de acceso y capacitación para garantizar que todas las comunidades tengan igualdad de oportunidades. El camino es unir esfuerzos para aprovechar el potencial transformador de la tecnología cívica y social para construir un futuro más inclusivo y equitativo para todos. Síguenos Fundación SalBo.