Que bien hace a las fiestas del San Pedro en el Huila, matizar el color de la rumba con los espacios del arte en expresiones de literatura y pintura. La festividad debe dar la oportunidad de poner en relieve a los creadores en géneros como éstos, que podrán los propios y turistas ver y disfrutar en la rica programación del Festival del Libro y del Arte Huilense “ Viva el San Pedro”, que tendrá lugar en la Biblioteca Departamental Olegario Rivera de Neiva, entre el 20 de junio y el 1ro de Julio del presente año. Una agenda que integra también a los creadores del ámbito audio visual, compartiendo momentos con el público en general, transmitiendo la fuerza y encanto de sus creaciones. Y hace bien un espacio como este, toda vez que visibiliza la capacidad de crear que tienen innúmeros huilenses, desde lo cual coadyuvan a la preservación y promoción de la identidad cultural regional y colombiana.
Por eso me hace sentir muy bien compartir con mis lectores, la invitación al lanzamiento de la novela de mi autoría, titulada: El Niño de las Cruces, en un evento de alta sensibilidad social y cultural que se cumplirá el jueves 22 de junio a las 6.00 p.m. en el claustro de la Biblioteca Departamental, en el que se conjugará la riqueza de la narrativa con las emociones de una música especialmente compuesta por el maestro Gerardo Andrés Aldana Díaz, animada por imágenes y pinturas al óleo alusivas a la temática de la novela, puestas en óleo sobre lienzo por la pintora Olga Lucía Díaz Escobar. El acto tendrá igualmente el toque juvenil desde la infografía que los hermanos Ana María y Santiago Aldana Díaz, escenificarán en pantalla digital, buscando la inmersión de los asistentes en el mundo convulsionado y a la vez tierno y espiritual, que propone la novela. El siguiente es un esbozo sobre los personajes y dinámicas en torno de los cuales gira El Niño de las Cruces.
Pies Ligeros es un niño a quien el conflicto armado ha raptado de su hogar a la edad de once años. En su sorprendente y dramática aventura que vivirá durante cerca de nueve años, se encuentra con un comandante guerrillero con quien aprende el dictado de la guerra y lo aplica para ensombrecer su juvenil existencia en un ámbito especialmente de selva, la que se convierte en testigo mudo de su desastre. Convertido en combatiente cuando apenas el mundo escolar de la primaria, los juegos infantiles y quehaceres domésticos de casa ocupaban sus días, el infante conocerá la angustia de la muerte. También vivirá la experiencia del amor junto a Mariela, la guerrillera victimizada y abusada desde sus trece años y frustrada novia y madre a quien sus camaradas le arrebatan la vida.
Froilán, el comandante de la Columna Trece, Frente Macario Santacruz, del Ejército Alternativo de la Patria –EJAP, avezado estratega militar con formación académica en la Rusia de la Unión Soviética de finales de los años setenta, promulga en el entorno que controla en Las Cruces, un discurso de revolución social desde las armas con las cuales coadyuva a la aspiración de su militancia de hacerse con el poder de todo un país. Los actos del dirigente le franquearán el miedo, sumisión y en algunos casos, respeto de las comunidades de su territorio. No obstante, el propio comandante es una víctima del abrumador conflicto que también a él lo vinculó de niño a sus escasos doce años.
Don Eulogio, el médico naturista y guía espiritual entra en escena para prestar sus servicios de galeno a los heridos en combate y enfermos de los comandados por Froilán. Como el comandante, también él impulsa un discurso de revolución, pero lo hace desde el espíritu, de la conciencia capaz de amar al prójimo y el respeto de la naturaleza y sus leyes, para lo cual se apoya en la práctica de un fascinante mundo de supra normalidad con duendes, elementales, maestros de luz, templos protectores aledaños a la zona de Las Cruces y su experticia en el arte de la alquimia trasmutatoria de la sexualidad,
Los diálogos y experiencias entre estos tres protagonistas son el eje en torno del cual giran las dinámicas propias de, una guerrilla a sangre y fuego; la búsqueda del amor y la libertad de Pies Ligeros; y por supuesto la predicación de una vida en armonía del hombre consigo mismo y con el cosmos, promovida por Don Eulogio.
Las cruces marcan la identidad de la obra, tanto por el territorio que lleva este nombre en donde transcurre la mayoría de los sucesos, como por la presencia de cruces físicas y abstractas en el mundo santificado habitado por Don Eulogio y sus seguidores. Lo es también por las cruces de los muertos del conflicto que silenciosas en un parque local gritan la injusticia y lo absurdo de la guerra, maldiciendo la violencia en un país latinoamericano.