Muchas personas, cuando encuentran cucarachas en el hogar, tienden a pisarlas para acabar con sus vidas e impedir que se sigan reproduciendo en las proximidades de la vivienda. Sin embargo, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten del peligro que puede suponer ese gesto para la salud.
De acuerdo con dicho organismo, aplastar este insecto, además de ocasionar una desagradable mancha en el suelo, puede esparcir bacterias en el ambiente, ocasionando serios problemas a quienes las inhalen. Por otra parte, la OMS alerta de que este verano se pueden dar en España casos por los mosquitos de dengue, zika y chikungunya.
Ataques de asma, alergias o salmonelosis
Según la OMS, respirar las sustancias segregadas por las cucarachas, a las que califican como «carroñeros antihigiénicos en los asentamientos humanos», pueden generar ataques de asma o alergias debido a su naturaleza.
Otras enfermedades que pueden llegar a transmitir son la salmonelosis u otras causadas por estreptococos y estafilococos. Adicionalmente, advierten que las bacterias podrían alojarse en el intestino y derivar en molestias como diarrea y fiebre.
Por otra parte, subraya el medio colombiano, es importante mencionar que las cucarachas pueden soportar hasta 900 veces su propio peso, por lo que una pisada puede que no las mate del todo. Por este motivo, algunas personas dan por sentado que el animal murió y los dejan solos en un lugar, descubriendo que ya no están donde pensaban.
Otra habilidad de las cucarachas es que tienen la capacidad de fingir su muerte para arrastrarse fuera de la vista hacia su escondite, una vez que pase el peligro. Asimismo, pueden sobrevivir sin su cabeza durante aproximadamente 7 días o más, dependiendo del momento en que hayan recibido su última alimentación.
Según Ryan Smith, entomólogo y experto en el control de plagas, las cucarachas tienen un instinto de supervivencia superior a otros seres vivos y cuentan con una adaptabilidad extrema que les permite defenderse en diferentes entornos. Además, la gran flexibilidad de sus pequeños cuerpos les permite cambiar el flujo de energía a su antojo, para llevarlo a las patas y huir a mayor velocidad de la amenaza.