Un estudio revela que las mariposas con más manchas sobreviven mejor a su migración anual.
Cada año, millones de mariposas monarca despliegan sus alas en los bosques de Estados Unidos y viajan cerca de 3.000km hasta México en una espectacular migración. Apenas hemos comenzado a entender cómo son capaces de sobrevivir a semejante viaje y un equipo de investigadores acaba de encontrar una clave nueva: las manchas en sus alas.
El estudio, recién publicado en la revista Plos One es uno de esos en los que los investigadores descubren justo lo contrario a su hipótesis. El ecólogo de la Universidad de Georgia Andy Davis y sus colegas pretendía demostrar que las mariposas con alas más oscuras eran más exitosas a la hora de sobrevivir a su migración anual. La razón de esta hipótesis es un estudio de Nature de 2022 en el que descubrieron que las tonalidades oscuras en las alas ayudan a algunas aves a volar con mayor eficiencia. Según aquel estudio, “las superficies oscuras absorben calor, disminuyendo así la densidad y aumentando la viscosidad del aire que fluye sobre ellas. De esta manera, el color oscuro de las alas de muchas aves planeadoras puede funcionar para reducir la resistencia al disminuir la cantidad de fricción generada durante el vuelo.”
Curiosamente, lo que los investigadores descubrieron al analizar 400 mariposas monarca capturadas en diferentes etapas de su viaje fue justo lo contrario. Los ejemplares más exitosos a la hora de completar su periplo son precisamente los de tonalidades más claras. Concretamente hasta un 3% menos de color negro y con un 3% más de manchas blancas.
Para rematar, los investigadores descubrieron que las mariposas monarca tienen significativamente más manchas blancas en sus alas comparadas con otras especies emparentadas que no acometen grandes migraciones.
¿Qué tienen que ver las manchas en las alas con el exito migratorio? Davis y sus colegas creen que es una cuestión de energía solar. Las mariposas monarca reciben cuantiosas dosis de radiación solar durante su viaje, y la mayor parte de esa radiación recae en las alas porque las mantienen abiertas mucho más tiempo durante el viaje. Los científicos especulan con la idea de que la especie haya desarrollado más manchas blancas para que actúen como disipadores, reflejando más radiación que las zonas negras.
