El lobo negro podría ser el primer depredador modificado genéticamente por el ser humano. Su historia se remonta a hace miles de años.
DIARIO DEL HUILA, MEDIO AMBIENTE
A diferencia de lo que mucha gente cree, el lobo negro es una variante melanística del conocido lobo gris (Canis lupus). Carlos Linneo apodó a estos fascinantes mamíferos bajo el nombre científico Canis lycaon, ya que creía que estos cánidos y los lobos grises eran especies distintas. Con el tiempo, se ha demostrado que esto no es así.
A pesar de que hace tiempo que se conoce que los lobos negros son solo una variante de los comunes, diversos estudios recientemente publicados han arrojado información verdaderamente interesante en lo referente a su aparición. Si quieres saber más sobre este fascinante animal y los secretos genéticos que entraña, sigue leyendo.
El lobo negro: un animal fascinante
El lobo (Canis lupus) es un cánido originario de Eurasia y Norteamérica, por lo que los lobos negros también se reparten por este área geográfica. Aun así, resulta interesante conocer que su distribución es atípica y responde a ciertos patrones claros: su aparición es mucho más común en Norteamérica que en el resto del mundo.
Por otro lado, se sabe que este tono aparece en un 62 % de los lobos habitantes en bosques de Canadá, en comparación con el 7 % de los ejemplares melanísticos que habitan en la tundra.
Esto tiene todo el sentido evolutivo del mundo: un depredador negro en medio de la nieve destaca de sobremanera, por lo que las presas lo pueden identificar antes de ser cazadas, ¿o no?
La verdad es que la finalidad evolutiva real de esta mutación no ha sido del todo descubierta. Resulta difícil justificar la existencia de los lobos negros, pues estos no tienen depredadores naturales y un tono oscuro tampoco parece aportar una capacidad de camuflaje ventajosa en los medios boscosos. Entonces, ¿cómo aparecieron estos animales?
Le puede interesar: curiosidades sobre los pumas
El secretó está en la genética
Según un estudio publicado en la revista Science, los lobos negros podrían ser producto de un cruzamiento con los perros domésticos. Además, parece ser que los cánidos con esta variante melanística tienen más éxito evolutivo en la actualidad que sus parientes blancos, debido a la modificación del entorno por el cambio climático.
La base genética de este proceso es apasionante. Los lobos negros presentan una mutación en el gen K, hecho que promueve su condición melanística. Sin interés de entrar en las bases moleculares de este proceso, diremos que estos cánidos atípicos tienen una curiosa historia evolutiva, la cual se remonta a los años de domesticación del perro.
Parece ser que el ser humano, a lo largo de la historia, ha fomentado la aparición de los lobos negros. Nuestra especie eligió a la hora de domesticar al perro doméstico las variantes negras, es decir, con propiedades típicas de los animales melanísticos. Esta selección genética podría haber sesgado a las poblaciones de lobos cuando estos se cruzaban con canes.
Estos mismos estudios calculan que las propiedades melanísticas en los cánidos se extendieron hace unos 13 000-120 000 años, sin poder dar una fecha exacta. Para complicar aún más las cosas, se estima que la domesticación de los canes se dio hace 40 000 años. Saber hasta qué punto esto modificó las poblaciones salvajes de lobos es casi imposible.