Por: Angélica Andrade
Se estima que más del 60 % de los habitantes de todo el mundo sufre nomofobia, el trastorno relacionado con el temor a estar sin celular.
Según los resultados de una investigación realizada en Argentina, específicamente en Buenos Aires, por el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad, más del 53 % de los habitantes que cuentan con un teléfono celular o dispositivos móviles, perciben y experimentan algún nivel de impaciencia al estar lejos de dicho equipo, se les separa o prohíbe el uso.
A tal trastorno de intranquilidad se le conoce con el nombre de nomofobia, concebida como el miedo, temor o ansiedad excesiva, concepto que se emplea para referir la “dependencia emocional” y la preocupación intensa que viven algunas personas al no tener cercanía al celular.
La considerable cifra abre un amplio debate frente al impacto y la prevalencia que la nomofobia puede generar, toda vez que llega a complicar las relaciones interpersonales, la tranquilidad emocional, el bienestar, la productividad y competitividad de las personas que la padecen.
Expertos comparten que algunos de los síntomas sugestivos de dicho trastorno se relacionan con nerviosismo, incomodidad, agitación o sentimientos de pánico una vez perciben la falta de conectividad, conexión y demás situaciones que dificulten el uso del celular.
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En cuanto a los rasgos característicos, es pertinente tener en cuenta que la nomofobia no se diagnostica de forma definitiva sin un estudio integral realizado por profesionales, no obstante, los signos sugestivos más frecuentes indican:
Obsesión: el individuo evidencia sometimiento y/o dependencia de un nivel descomunal hacia el celular, se le dificulta dejar de inspeccionarlo con frecuencia, incluso en momentos poco adecuados o cuando se presentan inconvenientes.
Angustia: la persona mantiene una sensación frecuente de zozobra, experimenta ansiedad, inquietud o inconvenientes de índole emocional al no tener cercanía o acceso al celular.
Necesidad: la persona plantea, expresa y siente la necesidad permanente de estar conectada y disponible mediante las diferentes redes sociales, plataformas y aplicaciones de mensajería.
Conflicto para desconectarse: es dispendioso alejarse o apagar el celular, independientemente de si se trata de momentos indispensables o instantes de tensión durante encuentros personales, eventos, escenarios o actividades familiares y sociales.
Interferencia: la persona deja entrever que el excesivo uso del celular impacta negativamente otros aspectos de su cotidianidad, como el rendimiento académico, las relaciones de toda índole, las obligaciones laborales y demás responsabilidades.
