Alvaro Hernando Cardona González
Ha sido frecuente, reclamar la necesidad de sincerar los problemas para hallar más expeditos y eficientes caminos de solución a los complejos problemas nacionales, especialmente en cuento se refiere a la protección ambiental.
Lo primero que debemos precisar, para una correcta comprensión de lo que se dirá adelante, que hoy los territorios ancestrales indígenas, término que usamos, son prácticamente los resguardos indígenas debidamente delimitados por el Estado. Un trabajo conjunto del Ministerio del Interior y la Agencia nacional de Tierras). También, que los territorios indígenas, que son una entidad territorial creada por la Constitución Política (artículo 286) son una expectativa que aún está en deuda por la institucionalidad.
Como no existen aún, territorios indígenas, existen unos territorios ancestrales reconocidos como resguardos. Los primeros, le deben mucho al gobierno anterior, pues fue el que reguló su organización en territorios no municipalizados, pues allí será fácil hacerlo porque no habrá conflicto con municipios y asentamientos poblacionales ya reconocidos previamente.
Otros datos para una mirada diferente de estos territorios son los siguientes: Colombia tiene 2.070.408 km² de territorio, de esta superficie, 1.141.748 km² es territorio continental y 928.660 km² es territorio marítimo. Ya son 36 millones de hectáreas ocupadas por indígenas; es decir que el 31,5% del área continental es de ellos (estos datos el lector los puede corroborar en “Territorio Indígena y Gobernanza”, buscando en la web). No en vano, los pueblos indígenas ocupan aproximadamente el 22% del territorio planetario.
Gracias a la Conferencia Mundial por el Ambiente y el Desarrollo, celebrada en 1992, en Río de Janeiro, y a la Constitución Política de Colombia, los indígenas fueron “reivindicados” y se reconoció su especial relación con la naturaleza, al punto de tomarla como ejemplo de sostenibilidad.
No obstante, recientemente se conoció que en el año 2021, un total de 20.727 hectáreas de territorios poblados por estas comunidades, fueron deforestadas en Colombia en (informe de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas y el Observatorio de Derechos Territoriales de los Pueblos Indígenas). De hecho son notorios los resultados pues estos se incluyen en el informe «Territorio en riesgo: efectos de la deforestación en territorios indígenas» que comparó el comportamiento de la deforestación en estos territorios 4 años antes y 4 después de la firma del “acuerdo de paz” en 2016 con la organización criminal autodenominada Farc, pues la cifra deforestada sólo en 2021, es más del 40 % del total deforestado entre 2013 y 2016, ya que en esos años previos al acuerdo de paz se perdieron 49.132 hectáreas de bosques. Es una mirada diferente.