Según el DANE, el departamento tiene un porcentaje del 19,0% en prevalencia moderada o grave, y del 2,4 grave, frente a la inseguridad alimentaria. La Guajira, Sucre, Atlántico y Magdalena, s tuvieron la mayor prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave. En Colombia, 27 de cada 100 hogares urbanos tuvieron restricciones para poder acceder a los alimentos.
Diario del Huila, Huila
Por: Gloria Camargo
La falta de dinero y la inflación han tenido un impacto significativo en la calidad de vida de las familias colombianas durante el último año.
Según el informe ‘Escala de experiencia de inseguridad alimentaria, FIES, 2022’ del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), aproximadamente el 28% de las familias se vieron obligadas a reducir la cantidad y calidad de los alimentos consumidos al menos una vez en los últimos 12 meses.
Los datos revelados en el informe son alarmantes. A nivel nacional, se estima que alrededor de 15 millones 560 mil colombianos, casi el doble de la población de Bogotá, consumen menos de tres comidas al día, y más de 2 millones 600 mil no tienen nada que comer.
El Indicador de Seguridad Alimentaria muestra que la inseguridad alimentaria grave afecta al 4,9% de los hogares en Colombia. Esto significa que en aproximadamente el 5% de los hogares, al menos una persona ha pasado todo un día sin comer debido a la falta de recursos económicos u otros recursos en los últimos 12 meses.
Además, el informe también revela disparidades significativas entre las áreas urbanas y rurales. Mientras que el 27% de los hogares en las cabeceras municipales experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, esta prevalencia aumentó al 33% en los hogares rurales. Esto demuestra que las comunidades rurales son particularmente vulnerables y enfrentan mayores desafíos en términos de seguridad alimentaria.
Un país con hambre
Según los resultados del informe, se identificó que varios departamentos en Colombia enfrentan altas prevalencias de inseguridad alimentaria moderada o grave. La Guajira encabeza la lista con un alarmante 59,7%, seguida de Sucre con un 47,9%, Atlántico con un 46,1%, Magdalena con un 45,3%, Chocó con un 43,2% y Cesar con un 41,1%.
En estos departamentos mencionados, más del 40% de los hogares han experimentado dificultades para obtener alimentos adecuados en los últimos 12 meses.
Por otro lado, hay algunos departamentos que presentan prevalencias más bajas de inseguridad alimentaria moderada o grave. Caldas registra un 14,6%, San Andrés un 17,2%, Quindío un 17,3%, Risaralda un 17,5%, Amazonas un 18,6% y Huila un 19,0%.
Estos datos muestran que en estos lugares la situación es relativamente mejor en comparación con otros departamentos del país. Sin embargo, es importante destacar que aún existe un porcentaje significativo de hogares (entre el 14% y el 19%) que enfrentan inseguridad alimentaria y requieren atención y apoyo continuo.
Evaluación departamental
El informe presentado por el Departamento muestra que el Huila tiene una prevalencia moderada o grave de inseguridad alimentaria del 19,0%, mientras que la prevalencia grave es del 2,4%.
Estos datos se refieren a la seguridad alimentaria en los hogares de todo el departamento, y es importante tener en cuenta que a nivel nacional la prevalencia es del 28,1%. Esto indica que el Huila se encuentra por debajo del promedio nacional en términos de inseguridad alimentaria.
El análisis realizado se enfocó en diferentes características de los hogares para determinar la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave.
Se tuvieron en cuenta aspectos como el tamaño del hogar, la presencia de menores, adultos mayores o personas con discapacidad, el déficit habitacional y si son beneficiarios de subsidios o ayudas gubernamentales. También se realizaron comparaciones a nivel nacional y en áreas urbanas y rurales.
En cuanto al tamaño de los hogares, se observó que la prevalencia de inseguridad alimentaria aumenta a medida que aumenta el tamaño del hogar. Por ejemplo, a nivel nacional, cuatro de cada 100 hogares conformados por una sola persona experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, cifra que es estadísticamente igual a la registrada en hogares de dos personas.
Sin embargo, la prevalencia de seguridad alimentaria disminuye a 40 de cada 100 hogares cuando el tamaño del hogar es superior a cinco personas.
Estos datos demuestran la importancia de tener en cuenta el tamaño del hogar al abordar la inseguridad alimentaria. Los hogares más grandes enfrentan mayores desafíos para garantizar una alimentación adecuada, lo que resalta la necesidad de políticas y programas específicos que aborden estas necesidades y promuevan la seguridad alimentaria en todos los segmentos de la población.
Producción y costos
El Secretario de Agricultura Departamental, Dilberto Trujillo, afirmó que en general el Huila tiene la capacidad de abastecer de alimentos a su población, aunque no en su totalidad. Mencionó que el departamento no es un gran productor de hortalizas, las cuales son importadas de otras regiones como Nariño y Cundinamarca. Sin embargo, durante la crisis o el pico de la pandemia, lograron alimentar a su población satisfactoriamente.
Trujillo resaltó que el informe del Dane demuestra que la pobreza es lo que impide que las personas tengan acceso a alimentos.
Señaló que una dieta equilibrada requiere tanto proteína animal como vegetal, pero las personas de bajos recursos económicos, no solo en el Huila sino en todo el país, no pueden permitirse tener una alimentación balanceada.
Esto puede generar desnutrición y problemas nutricionales severos, especialmente en niños. El acceso a alimentos es una limitante para lograr una seguridad alimentaria total en el país.
En cuanto a los costos, Trujillo mencionó que la inflación ha golpeado especialmente el precio de los alimentos. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha observado una disminución en los precios, lo cual ha ayudado a que las personas puedan consumir una mayor diversidad de alimentos. “Esto puede contribuir a disminuir la brecha de acceso que existe en los sectores populares”, mencionó.
Por su parte, Beatriz Piedad Urdinola explicó que cuando se habla de inseguridad alimentaria «grave» significa que las personas experimentan hambre literalmente.
Esto indica una situación extrema en la que la falta de recursos impide a las personas satisfacer sus necesidades básicas de alimentación. En cambio, la inseguridad alimentaria «moderada» se refiere a situaciones en las que las personas reducen las cantidades de comida o se saltan comidas involuntariamente debido a la falta de recursos económicos.