Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
Recuerdo aquel chiste que le tenían montado a Julio César Turbay Ayala, quien fuera presidente de Colombia de 1978 a 1982, referente a un discurso proferido por él en la ceremonia del 7 de agosto de 1979, finalizando el primer año de su mandato, en el que supuestamente él decía: “Compatriotas, recibimos esta nación en una profunda crisis económica y social, prácticamente al borde del abismo; pero gracias a la Providencia Divina, hemos logrado dar un paso adelante”.
Otro chiste relacionado con Turbay Ayala y su gobierno, según Eduardo Escobar, del periódico El Tiempo, dice algo así: “el Señor Presidente estaba vestido con un elegante frac y se encontraba a las afueras del Palacio de Nariño y un muchacho le gritó desde afuera: ¡Uyuyuy… my president, qué frac-azo! Y el Presidente le responde entre dientes, y es un desastre nacional”.
La mayoría, por no decir todos, los grandes medios de comunicación en este país, se han encargado ávidamente de promover un sentimiento de crisis entre la población, desde todo punto de vista, es decir, en temas económicos, de orden público y de seguridad, asuntos políticos y sociales; casi todos los días abren con una noticia negativa que tiene que ver con uno de estos temas, buscando generar descontento general y creo que lo han venido logrando.
No tengo el más mínimo interés de defender el gobierno nacional actual, pero si me llama mucho la atención como ciudadano observador, la manera como se ha generado un ataque sistemático al mismo, en el que participan medio escritos, televisivos, radiales y digitales, golpeando constantemente sin detenerse, como gota de agua que golpea la roca hasta fracturarla.
Miquel Martínez y Josep Artés, profesores de filosofía, plantean lo siguiente: “La manipulación informativa ha conformado una subjetividad que entiende la realidad de acuerdo al discurso dominante. En un contexto en que el control sobre la población se genera de forma indirecta y encubierta, el poder encuentra así una manera sutil y eficaz de influir sobre la sociedad”.
Los grandes medios de comunicación tratan de hacernos llegar informaciones orientadas en una dirección determinada, sesgadas o simplemente manipuladas. Tal afirmación resulta a estas alturas una evidencia para una parte cada vez mayor de la población.
Es claro que los medios son los encargados de promover las modas y las formas de pensar y de expresarse, por ello lo que antes se creía inconcebible, gracias a estos instrumentos de influencia masivos, hoy es considerado normal, porque así se ha impuesto y los ciudadanos del mundo terminan actuando como borregos mansos, obedeciendo las órdenes que, de manera directa o indirecta, emiten estos grandes monstruos.
Basta con observar o escuchar, las nuevas series de televisión, los recientes lanzamientos cinematográficos, los programas infantiles, los programas de opinión, de ocio o entretenimiento, en fin, todos traen un mensaje cifrado entre imágenes y frases, que van imponiendo un nuevo orden en la forma de pensar, de comportarse o de actuar.
Así las cosas, cada día entenderemos más la realidad como desean que la entendamos, tal vez no como es realmente.
