En columna anterior sobre el tema que titulé “Superintendente despistado” donde refería la visita del superintendente de Subsidio Familiar Luis Guillermo Pérez acerca de la intervención a Comfamiliar-Huila, afirmé que había sido indebida, atropellada y violatoria del debido proceso por carecer de objeto de un supuesto salvamento al demostrarse desconocimiento de la real situación de la Caja, confirmada por la propuesta que había hecho el superintendente de estudiar la posibilidad de recuperar los supermercados que venían dando pérdidas desde el 2012, cuando se vendieron sus activos suscribiendo un contrato a 10 años que no se sabía como se podría rescindir sin someter a la Caja a millonarias indemnizaciones para tratar de rescatar una actividad que no corresponde en forma estricta a su misión social, y que tenía además una competencia feroz y sabida de que seguirían dando pérdidas que el despistado superintendente aspiraba a mantener en detrimento de la Caja.
Pues bien: a raíz del informe rendido recientemente por parte del superintendente Pérez donde anuncia que la medida cautelar adoptada hace nueve meses por doce, será prorrogada por un periodo igual para continuar con el proceso de salvamento anunciado que no se conoce realmente debidamente estructurado, ratificando que estaba empeñado en volver a restablecer los supermercados a mediano plazo como “canastas de paz” de las Cajas, agregando que desconocía todavía las razones por las cuales Comfamiliar y otras habían tomado la decisión de terminarlas, cuando fueron, como lo expresé en la columna de marras, por estar dando pérdidas en una competencia desigual con grandes superficies, tengo que ratificar el despiste que todavía mantiene el superintendente sobre la intervención total a Comfamiliar, que llevará a que la desconocida operación de salvamento se prorrogue eternamente, usurpando el manejo y dirección que corresponde a los huilenses.
Porque según las actuaciones y cifras que ha entregado el superintendente sobre la operación de salvamento que justificó la intervención afirmando que “La Caja ha venido recuperándose progresivamente” y por eso hay que continuarla con la prórroga, hay que decir, revisándolas, que si bien hay tímidos avances que no corresponden a una intervención de urgencia, pero con incremento de gastos en asesores, que no se han tomado medidas de tal estirpe para conjurar la supuesta crisis financiera de la Caja en su manejo misional que no existía y podía ser continuado igual o con mejores resultados por el director y el consejo directivo de Comfamiliar a mi juicio arbitrariamente relevados, porque la denominada crisis como se sabía era generada por las enormes deudas que tenía el programa de salud, que actualmente ascienden a 450.000 millones de pesos, que según el superintendente solo se pagarán con una reforma de ley que permita extender por otros años los recursos de la Adres, que no se ha visto y que se podía hacer sin la arbitraria intervención total que hizo la Superintendencia. Lo dicho, una farsa de intervención no por el manejo misional de la Caja, sino por la crisis de la EPS que la operación salvamento no ha podido conjurar.
