Alfonso Vélez Jaramillo
Mientras no haya respeto ni modales para reclamar de manera armoniosa o legal o, bajo las normas elementales de urbanidad, ni se respete a las personas de palabra y obra, mucho menos puede exigirse gentileza y buen trato de los demás.
Una situación similar ocurrió durante las festividades sampedrinas, cuando un antiguo empresario de artistas Felipe Olave Blackburn, en uno de los palcos, lanzó palabras muy ofensivas e injuriosas al alcalde Gorky Muñoz Calderón, quien estaba presente con su familia.
Claro está, algunos medios y las campañas políticas en las redes sociales hicieron eco del asunto y la tomaron contra el alcalde Muñoz Calderón, quien de manera incauta cayó en la trampa, aunque que decirlo no le escucha palabras soeces.
Trampa presuntamente tendida para hacerlo provocar y exacerbar su ánimo, es decir para hacerle quedar mal ante la opinión por tratarse de la primera autoridad. En nuestro medio, dolorosamente eso da votos, pero no forma políticamente a nadie y muy nocivo para una democracia.
Como persona y ser humano creo que son muy pocos los que nunca han experimentado esta clase de incomodas situaciones. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, reconozco que a mí me ha sucedido también.
La cosa no paró allí, si hubiera sido un hecho pasajero entre “prendidos” al calor de unos tragos durante la fiesta, vaya y venga y no tendría tanta importancia ni repercusión en los medios, aparte de “haberle sacado piedra al alcalde”, quien, por esa excepcional condición, todos exigimos comportamiento social.
Se trata precisamente de Carlos Felipe Olave Blackburn, con cedula No. 12´121. 753 expedida en Neiva, el jefe laboral y supuesto financiador de la campaña del candidato a la alcaldía Yilber Leandro Saavedra, su colaborador y quien figura como vocero periodístico de su empresa que gestiona de visas para los Estados Unidos.
Yilber es su empleado, es el que hace la publicidad y ha utilizado los mismos términos ofensivos, que no repito para no seguir ofendiendo, razón por la que se supone puede ser una estrategia para ganar simpatizantes ante la opinión pública que no conoce el trasfondo ni el origen de esta situación.
Una fuente señaló que, Carlos Felipe Olave Blackburn, hace más de 25 años, luego de un fracaso en un sampedro, en un caso muy sonado, perdió plata, dijo ser amenazado en Colombia (nadie supo porque estaba amenazado) y logró conseguir asilo y luego la ciudadanía de los Estados Unidos, en donde bajo esta misma modalidad, aseguran ha logrado mucho dinero gestionándole visas a migrantes ilegales.
Hoy día el mismo se presenta como un empresario destacado generador de más de 400 empleos, igual gestionando visas “maquilando”. No estoy desmintiéndole, ni señalándole, solo reseñando.
Debe recordarse que Saavedra, fue sancionado con arresto por orden del Juez Sexto Penal Municipal con Funciones de Conocimiento, por desacatar un fallo judicial que lo obligó a rectificar palabras ofensivas en una valla, contra varias personas, entre ellos el alcalde Gorky Muñoz, y no pudo mostrar las pruebas ante la autoridad judicial correspondiente.
Inclusive recibí un video de su sitio en WhatsApp, haciendo eco de una inclinada entrevista a Olave Blackburn, sobre el tema referido en un medio local.
No se trata solo del jefe laboral y supuesto financiador de la campaña del candidato a la alcaldía Yilber Saavedra, aquí estamos frente a un supuesto montaje publicitario y una estrategia de campaña política.
Estas son maniobras maquiavélicas de campaña política que van en contra de los postulados esbozados durante las cumbres mundiales de comunicación política a las cuales he asistido en varios países del mundo.
Se habla de un supuesto atentado con una botella contra alguien más que estaba en una reunión, pero no hay evidencia ni prueba de que esto haya sucedido en realidad.
Sin embargo, queda demostrado que el abogado Yilber Saavedra con mensajes injuriosos en las vallas violentó el ordenamiento jurídico y los derechos y los derechos fundamentales, razón por la que fue sancionado.
En tanto el alcalde Gorky Muñoz, que no tiene condenas ni medidas cautelares y goza de la presunción de inocencia, acudió a los canales institucionales y propuso incidente de desacato que fundamentado en la ley le prosperó, es decir, ha demostrado ante ellos y la opinión pública que tiene la razón, sin especulaciones perversas.
