Desde que se conformó la república, han existido presidentes que se han caracterizado por sus desbordamientos en la utilización del erario para financiar sus gastos suntuarios, sin tener en cuenta la situación fiscal que presenta el país. En reiteradas ocasiones las autoridades económicas nos han vendido la tesis que nos encontramos en una situación de déficit abultado, lo cual exige mayores sacrificios a los contribuyentes colombianos. Por tal motivo, impulsaron una reforma tributaria que la estamos pagando todos los agentes económicos del país. Igualmente nos han venido aumentando los precios de los combustibles, como nunca se había visto en Colombia. Y ya nos tienen pronosticado que hay necesidad de otras reformas tributarias, para buscar el equilibrio de las finanzas públicas del país.
Cuando un gerente o líder de una organización empresarial pública o privada, encuentra un panorama incierto en el manejo financiero porque los gastos son superiores a los ingresos, la decisión sana y objetiva, es adoptar políticas de austeridad y racionales. Pero en el caso del actual gobierno nacional, esa política pública, no se ajusta a sus egos y vanidades, que solo buscan a través de sus arrogancias y soberbias, ir en contra de una verdadera política fiscal que favorezca a los intereses de la sociedad colombiana. Mientras los entes territoriales tienen dificultades financieras para atender la alimentación de miles de niños, porque no tienen acceso a esta vital demanda indispensable para su supervivencia y preparación académica. En similar situación se encuentran los hospitales y clínicas porque el gobierno nacional no les ha girado los recursos a las EPS, para que puedan pagar sus acreencias. Podemos seguir enumerando múltiples demandas sociales que están padeciendo las regiones del país.
Pero no es justo que el presidente Gustavo Petro Urrego y sus integrantes del equipo ministerial y con un amplio séquito de acompañantes, continúen con los viajes al exterior por cuenta de los exiguos ingresos que posee la población en Colombia, porque son ellos los que pagan los impuestos para mantener los gastos de funcionamiento del Estado. El primer mandatario de los colombianos se ha convertido en el primer presidente de la historia que ha viajado 21 veces en menos de un año, al exterior. Claro está que los anteriores lo han hecho y con menor tiempo de estadía. Los viajes del actual presidente duran una semana. Como lo prometieron en su campaña, viven sabroso. A pesar de que existen compromisos que deben atender para gestionar recursos en los países desarrollados, tendientes a mejorar las condiciones de vida de las familias colombianas, muchos de esos periplos en el extranjero son necesarios. Pero debe primar la austeridad en el gasto público. Igualmente, el aumento de las organizaciones subversivas en algunas regiones del país, no les han puesto atención, mientras que, en el ámbito internacional, estamos perdiendo credibilidad, así no lo quieran aceptar.
