Un juicioso trabajo de investigación del docente y académico José Amín Suárez Álvarez, rescata la producción literaria del poeta palermuno, integrante de los “Papelipolas”.
DIARIO DEL HUILA, CULTURA
Por: Miguel de León.
Está circulando la reciente colección del Fondo de Autores Huilenses y llama la atención la mirada local que se percibe en estos libros a través de historias de vida colectivas y en algunos casos, el rescate de la memoria de personas que hoy son referentes culturales de los pueblos. Tal es el caso, del libro “Las Lámparas Amargas”, que recoge la totalidad de la poesía de Julián Polanía Pérez, quien junto a otros escritores huilenses conformaron el grupo literario “Los Papelipolas”. Es un trabajo de recopilación muy juicioso realizado por José Amín Suarez Álvarez, docente e investigador palermuno, quien, a su vez, hace una presentación del escritor.
HABLANDO DEL POETA POLANÍA PÉREZ
En algunas tertulias familiares, el magistrado Reinaldo Polanía contaba una anécdota vivida por él, junto a Julián Polania. Soy familiar de ambos, pero la anécdota simplemente la presento en esta nota para ubicar el contexto siempre difícil de los escritores progresista y la comprensión de sus obras. Reynaldo Polanía era más tímido con las mujeres, mientras Julián era la agilidad y la travesura amorosa en persona. Por eso, contaba, que alguna vez fueron los dos, de visita a alguna novia de Julián. Como correspondía en esos años, la visita era en la sala de estar, con la presencia de la madre de la novia, quién a prudente distancia escuchaba la reunión de los jóvenes. Para romper la monotonía de la visita y galantear a la interesada, Julián comenzó a declamar poesía de Pablo Neruda, especialmente el poema 20, “Puedo escribir los versos más tristes esta noche / Yo la quise, y a veces ella también me quiso / En noches como ésta la tuve entre mis brazos / La besé tantas veces bajo el cielo infinito…”
No alcanzó el galán, a terminar el conocido poema, cuando ya la madre de la novia se encontraba encima de los dos visitantes dándoles coscorrones, “miente, no sea mentiroso, que, en todas las visitas, yo he estado acá y usted nunca ha tocado ni besado a mi hija,” dijo la señora “¡no sea mentiroso!” Ellos balbuceaban disculpas y le explicaban que solo era un poema, pero la madre enfurecida defendiendo el honor de su hija no dio tregua hasta sacar a los dos galanes de su casa. La anécdota refleja la pasión de los jóvenes, pero igual retrata como se alimentaba la juventud inquieta de ese entonces, indagando en la literatura universal sus búsquedas existenciales y así, cada texto era devorado con un placer inmenso, que pedía siempre más carburante.
Por eso, la vida de Julián Polanía Pérez fue un génesis de todo lo que se esperaba de él. Políticamente, es novedoso eso de ser “conservador socialista” como él se presentaba, y refleja como la tradición familiar y social, era una muralla difícil de superar, frente a su ansia de conocimiento y nuevas ideas que compartía con Reynaldo Polanía, fervoroso admirador de Jorge Eliecer Gaitán. Con él y con otros intelectuales como mi padre, Miguel Ángel Polanía, crearon un bachillerato nocturno, donde inicialmente, su trabajo docente era gratuito con el fin de educar al pueblo; los trabajadores que en día no podían estudiar, lo hacían en horas nocturnas. Esa secundaria todavía existe y lógico, lleva el nombre de Reynaldo Matiz, otro referente cultural huilense.
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Su muerte temprana, obstruyó la posibilidad de llegar a la madurez literaria. Una poesía novedosa, superando los cánones y normas de su entender poético. En sus versos no hay ritmo, ni rima, pero sí contendidos conceptuales. Por eso se definía, “escribo poesía sentimental y socialista y en la forma, mi verso es un verso blanco, lleno de libertad de expresión.” (citado por David Rivera). Y para ello se separa un poco de la poesía contemplativa de su tiempo, llegando a ser contestatario; “se inventan privilegios de piedra y honores de bronce / otorgados en el hirsuto goce de la gran papelería…”.
LAS LÁMPARAS AMARGAS
El libro es un texto necesario para conocer la obra de un poeta mayor. Para muchos, su nombre siempre fue un referente local, y personalmente, lo escuche en las tertulias que mi padre y Reynaldo PolanÍa, solían tener sentados en las mecedoras recibiendo la brisa de la tarde. Solo más tarde, cuando comencé mi camino, entendí el valor de su obra y vida y todavía al ver fotos de ellos, me reconozco en sus rostros, en la sangre que deja la vida y la palabra que ellos dejaron. Me encuentro con ellos, como dice el mismo Julián, “allí, en el espacio que sólo los silencios pueden abrazar”.
Es por ello, que es importante reconocer el trabajo investigativo y de preservación de la memoria que ha realizado el huilense José Amín Suárez Álvarez. En este libro no solo se encuentra la obra sino un merecido reconocimiento y un llamado a la valoración de un hombre que dio luz con su palabra a varias generaciones de opitas. De esta manera, el acervo bibliográfico del departamento se fortalece aumentando el valor de nuestro patrimonio cultural.
Temor y dolor
Estoy frente a la vida
con miedo,
solo
el paisaje me da seguridad y aliento
uno prende al amor
de una luz
que lo sorprende
Extinguiéndose en el vacío
El temor es a todo
menos
a este peregrino silabario
que llamamos poema,
es la única certidumbre,
es la pesadumbre
“Apenas sensitiva” de Darío.
Temor y Dolor
como la ambición de la yerba
después del duro invierno,
(¿No es mejor vivir que gozar?)
Temor y Dolor
a las frágiles dulzuras,
a las efímeras palabras
Todos hemos empezado a preguntarnos
para qué hacemos el pan de cada día,
porque hemos sido,
(¡Bellacos!)
¡hemos sido alma edificada en el espanto!
Cuando el viento se levanta,
a lo alto de la vida
y caen las biznas en la tristeza del amor
estoy con miedo en el paisaje,
en mi paisaje
con temor y dolor,
porque esto del amor y del futuro,
y la muerte, y el perdón, y el odio
y la vida,
es apenas bizna del amor.
¡Me quedo tranquilo con el alma frágil
porque con ella
puedo mirar el mundo
y descubrir las gentes de la tierra!
