Adonis Tupac Ramírez
Este título puede sonar un poco perturbador; ¿habrá alguien que extrañe algo del periodo de la pandemia y el confinamiento?; después de analizar y evaluar el periodo actual realmente creo que extraño ciertos aspectos y comportamientos.
Extraño el sentimiento de vulnerabilidad global, que nos hizo valorar hábitos cotidianos que dábamos por sentados, como darnos un abrazo, un beso, el contacto físico; la fragilidad que profundizo el sentimiento de solidaridad y cuidado por los demás, la búsqueda de recursos para socorrer a los que se quedaron sin comida, sin compañía y con deterioro de la salud.
Extraño la importancia y relevancia de trabajadores invisibles como los repartidores y domiciliarios, los celadores, policía, ejercito y el personal sanitario, esos héroes que aplaudíamos todas las noches como reconocimiento a su entrega y sacrificio.
Extraño la valoración que le dimos al medio ambiente como preservación de la vida de todos y el cuidado de nuestro mundo para evitar una futura pandemia.
Extraño la quietud y el freno que le pusimos a nuestras vidas con el objetivo de preservarnos.
Y ¿por qué extraño estas actitudes y comportamientos?
Porque ahora los volvimos a perder; ya no tenemos esa vulnerabilidad ni fragilidad, ya no sentimos la muerte tocando la puerta, entonces la grandeza y ego ha vuelto a prevalecer, el individualismo y la competencia vuelven a predominar.
Ya no nos importan los héroes de la salud, no nos importan si tienen problemas de salud mental, si son mal remunerados y las agresiones son la respuesta.
Durante el confinamiento y la pandemia no hubo cambios ni nadie se reinvento, solo se profundizo lo que somos en realidad, el bueno se hizo más bueno y el malo se hizo más malo; o como se puede explicar el festín de contratos y robos que se dieron muchos políticos con los poderes que obtuvieron en este periodo especial.
No sé si aprendimos algo de este periodo, si una nueva pandemia la viviremos de manera diferente pero si hay muchas cicatrices que han quedado en la sociedad, perdidas irrecuperables con periodos de duelo que no se vivieron y que afectaron la salud mental de todos.
Espero no seguir extrañando nada de la pandemia y que los sentimientos de solidaridad, reconciliación y gratitud sigan corriendo dentro de nuestra sociedad fracturada y en proceso de reconstrucción.