Diario del Huila

Mercado persa electoral

Ago 28, 2023

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Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino

alfonso519@gmail.com

En la página web de Wilkipedia.com, se encuentra descrita la frase “Mercado Persa”, como el lugar de la calle donde acuden los consumidores para satisfacer una necesidad mediante la compra de algún producto o requieren la prestación de algún servicio, sin que tengan que pagar impuestos, sin colas, ni controles del Estado, permitiendo ejercer libremente el mercadeo libre en el sector informal de la economía. Allí no se reciben cheques, ni tarjetas de crédito y débito, ni existen compras de futuros y del mercado accionario de valores; prima el dinero efectivo para efectuar el intercambio libre de bienes y servicios.

Durante los días preliminares al proceso electoral del próximo domingo 29 de octubre, son decisivos para que los aspirantes la gobernación del departamento, alcaldes, diputados, concejales y ediles se empieza a notar en el ambiente político, la presencia masiva de personas en los diferentes directorios de los candidatos que aspiran, solicitando apoyo económico para financiar algunos gastos del desarrollo de las campañas, pero que en la mayoría de las veces buscan, que les aporten dinero para sus gastos personales, con el fin de “garantizarles una significativa votación en las urnas”.

Actualmente los costos en que incurren los candidatos a estas Corporaciones Públicas, se han incrementado enormemente porque la competencia es alta, que de acuerdo a los comentarios que se escuchan en la calle, se ha vuelto voz populi entre las comunidades, que el mercadeo persa de votos se ha hecho costumbre en los sectores poblacionales más pobres de los municipios, que esperan con ansiedad la presencia del hombre del maletín que han sido comisionados por algunos aspirantes, para ofrecerles dinero para comprometerles su respaldo; ya no importa el discurso, ni el nombre, ni las tesis programáticas planteadas por los mismos; solo importa el valor económico que les ofrecen para comprarles sus conciencias.

En las diferentes reuniones que se realizan, los denominados líderes políticos, les han exigido a los candidatos, recursos para realizarle las reuniones en los barrios, donde se les brindan un refrigerio con una empanada o buñuelo, para que acudan masivamente con los integrantes de sus familias e inviten a otros vecinos, que, en la mayoría de las veces, no han tenido la oportunidad de cenar para satisfacer transitoriamente sus necesidades fisiológicas del hambre. Solamente invierten el 30% de lo que les dan y el resto es para los bolsillos de estos dirigentes. Lo que no sabe el aspirante, es que el mismo supuesto “Líder” invita a otro candidato de un movimiento político para pedirle dinero para organizarle una reunión política en el mismo sitio del anterior. Y vuelve y juega, acuden todas las mismas familias porque esa noche les van a dar tamal con chocolate. Y así sucesivamente este mercader de la política logra durante el proceso electoral algunos dividendos económicos para su propio peculio y las promesas que realizaron los candidatos a los cuales invitó, quedan en veremos, porque no hay nadie quien se conduela con el dolor y las necesidades de los sectores poblacionales que venden su voluntad política, el día de elecciones por dádivas económicas por un plato de lechona o un tamal con chocolate.

Así los candidatos se ufanan de que tienen una fortaleza electoral. En las encuestas que se realizan y que son comentadas en los cafés o sitios de reunión, empiezan a tejerse cávalas sobre quienes ganarán o saldrán elegidos en dichas justas electorales, pero lo que no saben dichos áulicos, es que durante los dos días anteriores empiezan la distribución de recursos monetarios (los morados), a los que se hacen llamar lideres, para recibir su respaldo popular. Lo anterior se presenta en todos los 1.104 municipios del país.  Con ello, podemos inferir que los candidatos que tengan una estructura electoral y un músculo financiero el día de las elecciones tendrán mayores posibilidades a ser elegidos.

El ejemplo lo reciben del gobierno nacional al repartirles la mermelada a los parlamentarios para que le garanticen la aprobación de sus iniciativas gubernamentales. Por tal motivo, se ha perdido la decencia moral en los procesos electorales que, en otrora, se destacaban por la primacía de las propuestas programáticas que ofrecían los candidatos que aspiraban a ocupar las curules de las Corporaciones Públicas y no se necesitaba que existieran los compromisos monetarios para cautivar el electorado.  

Además, es muy triste ver cómo la clase dirigente política en nuestras regiones se aprovechan de la población marginada y sin educación, prometiéndoles que van ser los salvadores y que gestionarán los recursos para desarrollar las obras de desarrollo social y económico cuando asuman sus cargos o sus curules, pero una vez elegidos se vuelven inalcanzables y ajenos a la vista de los electores, porque la mayoría de ellos manifiestan que ya les pagaron por su apoyo electoral y que no tienen responsabilidad sobre el futuro de ellos. Que esperen 4 años que allá volveremos a ofrecerles dádivas por sus votos.

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