Por: José Eliseo Baicué Peña
Es ampliamente conocido que a las Universidades se les atribuyen tres ejes o propósitos misionales: docencia, generación de conocimiento (investigación) y proyección social (antes conocida como extensión universitaria). Hoy, varios actores del mundo académico están sosteniendo que estas instituciones deben asumir otra misión.
La denominan la Tercera Misión, tal vez, porque afirman que las universidades han mantenido siempre dos funciones: impartir docencia y generar conocimiento.
Patricio Montesinos Sanchis, de la Universidad de Valencia, en Pensamiento Universitario de Ascun, indica que esta nueva misión de las universidades producirá un efecto contundente igual al ocasionado, en el siglo XIX, con la incorporación de la generación de conocimiento.
Hoy, el mundo empresarial, la economía y la ciencia, están demandando nuevo conocimiento para enfrentar los retos de la modernidad y el auge de la tecnología con la llegada de la cuarta revolución industrial.
La esencia de esta Tercera Misión tiene que ver con la transferencia de conocimiento. Es decir, una oferta de productos y servicios que permita transferir conocimiento en aras de generar valor agregado a las sociedades donde se inserte. Esta apuesta producirá una revolución cultural en la que vendrán cambios estructurales académicos, científicos y económicos.
La idea es que este tipo de servicios contribuya a encontrar alternativas de solución a las diferentes problemáticas del entorno respectivo, la unidad para trabajo en equipo de las universidades y, por supuesto, proyectar una visión global en todas las áreas del conocimiento.
Además, las universidades, con esta Tercera Misión, tendrán la obligación de estar ofreciendo, continuamente, respuestas a las diversas demandas de las sociedades emergentes en vista de su acelerado devenir. Semejarán un complejo laboratorio de observación de las vicisitudes ocurridas por la irremediable ola tecnológica que traerá el uso desmedido de los avances de la cuarta revolución industrial.
Seguiremos, comentando sobre este tema en las próximas columnas, Dios mediante.