El gremio arrocero del departamento del Huila ya empieza a sentir los coletazos debido a la fuerte temporada seca que se vive. Aseguran que ha habido una disminución de caudal en los sistemas de riego y que se les ha aumentado el costo de la energía. Se espera que el clima mejore en la cosecha del segundo semestre.
Diario del Huila, Economía
El Huila, es uno de los departamentos que goza de buenas tierras para la producción de arroz, sin embargo, los productores están preocupados por las altas temperaturas que se viven por estos días y que tiene en vilo la cosecha del segundo semestre.
Carlos Alberto Walteros, ingeniero agrónomo y presidente de la Sociedad de Ingenieros Agrónomos del Huila, señaló que, aunque los precios globales del arroz han aumentado, en Colombia han disminuido un 25% desde mayo de este año. Esta disminución se relaciona con el cierre de importaciones en India, lo que podría generar un repunte en los precios locales hacia finales de septiembre, coincidiendo con la conclusión de la cosecha en Los Llanos Orientales.
El impacto del fenómeno del Niño también se hace evidente, con la esperanza de que las lluvias lleguen a principios de octubre para iniciar la siembra de cultivos. Además, se aguardan estrategias por parte del Gobierno Nacional para abordar esta situación.
“En relación al Fenómeno del Niño, hemos estado experimentando temperaturas inusualmente elevadas en la región desde el mes de junio. Nuestra esperanza se centra en la posibilidad de que se produzcan lluvias hacia finales de septiembre, lo cual podría tener un impacto positivo en la segunda cosecha regional”.
Según Walteros, en la actualidad los precios no son favorables. La carga de arroz se cotiza a tan solo 200 mil pesos, lo que significa que solo con una producción excepcional podrían lograr un equilibrio en los costos y ganancias. “El Fenómeno del Niño ha tenido un impacto negativo en nuestra capacidad de producción, y las cosechas recientes no han cumplido con nuestras expectativas. Esto ha resultado en pérdidas económicas significativas para muchos agricultores”.
Uno de los principales problemas que enfrentan es la disminución del caudal en los sistemas de riego. La falta de agua disponible para el riego es una amenaza directa para la producción de arroz, ya que este cultivo requiere un suministro constante de agua para un crecimiento saludable.
Altos costos
Además de la escasez de agua, otro desafío que los productores están afrontando son los crecientes costos de la energía. Con la necesidad de bombear más agua debido a la sequía, los agricultores se encuentran pagando facturas de electricidad significativamente más altas. Esta situación pone una presión adicional sobre los márgenes de ganancia de los agricultores y agrega una capa de incertidumbre económica a sus actividades.
Así lo explicó Juan Guillermo Valderrama, jefe de Operaciones de la Asociación de Distrito de Riego Asojuncal, “Los costos de fertilizantes e insumos también han aumentado, y los agricultores enfrentamos pérdidas significativas. En Asojuncal, estamos encabezando un proyecto que tiene como objetivo nivelar todos los terrenos con el fin de reducir los costos asociados al cultivo de arroz y, como resultado, mejorar los rendimientos. En la actualidad, disponemos de una capacidad para sembrar 3,000 hectáreas, y hasta el momento hemos logrado nivelar exitosamente 1,200 hectáreas. Estamos registrando pérdidas de aproximadamente 2 a 3 millones de pesos por cada hectárea.”.
Otro de los desafíos que enfrentan los productores de arroz se relaciona con el auge de la construcción, que ha llevado a muchos campesinos a optar por vender sus tierras. Juan Guillermo Valderrama destacó dos casos en los que se vendieron terrenos que luego se destinaron a proyectos de conjuntos residenciales. Esto ha tenido un impacto directo en los cultivadores de arroz, ya que, para garantizar las condiciones de salud pública, es necesario establecer un perímetro de protección que evite conflictos con la población urbana.
Poca agua
Es crucial destacar la importancia de que las Administraciones Municipales cumplan con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y tomen medidas para preservar las tierras destinadas a la agricultura. Estas tierras no deben ser utilizadas para fines de construcción, ya que la agricultura desempeña un papel fundamental en la seguridad alimentaria y en el sostenimiento de la economía agraria de la región.
Por otro lado, Antony Trujillo, presidente del Sistema de Riego Asosantana de Yaguará, ha señalado que la disminución significativa en los caudales de los ríos es una realidad palpable. Esta situación afecta tanto a los cultivos en etapas de crecimiento como a los que están en proceso de maduración, ya que se ven privados del vital suministro de agua.
“En Yaguará, contamos con un promedio de 7,000 hectáreas que dependen de sistemas de riego para el cultivo del arroz, y lamentablemente, se estima que alrededor de 200 hectáreas se han visto perjudicadas debido a las elevadas temperaturas que prevalecen en el departamento del Huila en estos días”.
La difícil coyuntura ha llevado a que muchos productores de arroz enfrenten dificultades para cumplir con sus compromisos financieros, lo que incluye préstamos bancarios. La producción que solía alcanzar un promedio de 120 cargas por hectárea ha disminuido notablemente y ahora se encuentra en un rango de 80 a 90 hectáreas. Ante esta situación, se espera que el Banco Agrario pueda brindar soluciones que alivien las tensiones financieras que afectan a los arroceros locales.
Ramiro Moreno Vargas, un directivo destacado de la Federación Nacional de Arroceros, ha expresado que las altas temperaturas están teniendo un impacto significativo en Campoalegre, donde el Río Neiva, una fuente vital de agua para el sistema de riego, se está secando. La realidad que enfrentan en Campoalegre es alarmante y, por lo tanto, hacen un llamado al Gobierno Nacional para que atienda sus preocupaciones y colabore en la búsqueda de soluciones que beneficien a los arroceros de la región.