En un camino tortuoso se ha convertido para el gobierno nacional el proceso de aprobación en las respectivas Comisiones y Plenarias del Congreso de la República, el trámite de los Proyectos de las diferentes reformas que ha presentado el ejecutivo para corregir de acuerdo con la visión presidencial algunos sectores esenciales para el bienestar general de la población colombiana. Desafortunadamente las malas relaciones con las bancadas políticas y las continuas camorras que ha planteado el presidente Petro en varios escenarios y trinos que tienen que ver con éstas, ha generado una desconfianza mayúscula y una apatía de dichos sectores. De nada han servido los ofrecimientos, dádivas, nombramientos, contratos y demás formas de expresiones que se creían terminadas con el gobierno del cambio, pero que ahora de nuevo han florecido de manera descarada para comprar las conciencias de algunos congresistas.
Es muy deprimente observar que estos estilos que riñen con las sanas costumbres con los integrantes de esta Corporación se vean reflejadas en algunas actuaciones de estos mal denominados padres de la patria. Al gobierno nacional le ha faltado tacto y una concertación previa con los contenidos de estas Petro Reformas. El gobierno nacional debe tener en cuenta que no estamos en una dictadura donde solo impera el pensamiento del presidente y de los áulicos que lo rodean. Más del 50% del país, no lo acompañaron en las elecciones anteriores. Y el desgate que ha tenido en solo 13 meses de gobierno, que se reflejan en los diferentes sondeos de opinión que realizan periódicamente las empresas encuestadoras debidamente legalizadas, demuestran que su aceptación es muy baja, representando promedios superiores al 60 % y tienden a seguir aumentando su desfavorabilidad en su gestión.
Inclusive, todo este accionar gubernamental se ha traducido en una serie de improvisaciones, escándalos presidenciales alrededor de los integrantes de su círculo familiar e integrantes cercanos de su movimiento político afecto a la línea política del primer mandatario de los colombianos, le han generado un desgate de grandes proporciones, que nunca llegó a imaginarse y que la oposición y los medios de comunicación están siendo aprovechados, pagándoles con la misma moneda con el accionar nefasto que utilizaron durante el periodo prelectoral que lo condujo a la presidencia.
Consideramos que debe realizar una reingeniería al interior de su gobierno. Recuerde que estamos en una democracia. Y todos tienen derecho a pensar y a reflexionar sobre las iniciativas que ha presentado a consideración del legislativo. No pueden imponer su pensamiento arcaico e ideológico. Debe dejar a un lado sus odios de clase y su rechazo al sector empresarial, que produce el 80% del PIB nacional y e el 85% del empleo formal en el país. Inclusive paga el 80% del total de los impuestos tributarios de la Nación, que sostienen esta creciente fronda burocrática que ha generado durante la presente administración.
