Diario del Huila

Escuchemos al Presidente

Oct 7, 2023

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AMADEO GONZALEZ TRIVIÑO 

No se requiere ningún esfuerzo mental interpretativo para comprender fácilmente los mensajes que a través de sus intervenciones ha venido formulando nuestro Presidente Gustavo Petro Urrego, al convocar a la unidad nacional, a establecer los parámetros de la reconciliación natural, dejando de lado los resentimientos y las hostilidades que en su momentos nos distanciaron, pero eso sí, con énfasis en que no se oculte la verdad, que no sigamos manejando las premisas de los distractores de la violencia y que con el fruto de ese reconocimiento por los errores cometidos, se consolide una nueva noción de paz total, para el futuro de nuestra nación. 

Es realmente cierto, saber que más allá de toda especulación, desde hace más de treinta años, se vienen disfrazando las masacres, los atentados contra los derechos humanos y se vienen generando estrategias que convocan a los odios y a la intolerancia ideológica, bajo presupuestos equivocados o en todo momento dispares de la finalidad de la existencia del ser humano y especialmente de nosotros los colombianos, que hemos sido víctimas de los peores flagelos de los extremos ideológicos y que se hace necesario decantar, para un mejor mañana.  

El narcotráfico unido al paramilitarismo, como estrategia de Estado, en su momento, para gestar una lucha contra la pobreza, la subversión y el desmedro de las condiciones sociales y laborales de los trabajadores, se han dado cita de la mano con la corrupción y la pérdida de fe en las instituciones, para mostrarnos un país que ha luchado contra la hecatombe a la que los dirigentes políticos nos fueron llevando de la mano con las desigualdades y hoy, cuando se generan voces de cambio y de esperanza, se procura volver al pasado y seguir reinando en medio del dolor y la angustia de nuestras clases marginadas del poder político. 

Es hora, y así lo hemos entendido, de que la verdad y la denuncia de sus autores, se descubra poco a poco, porque lo cierto es que la historia no se quedará con el silencio cómplice de los autores de tantos falsos positivos, de tanta inequidad social, y de tantos caminos que se nos han abierto para generar odios y rencores de nunca acabar. 

La verdad, no la que se esconde en palabras de artificio y de engaño, la verdad que se oculta y se disfraza según las conveniencias de los potentados, es la que necesitamos conocer, y si bien es cierto, la justicia ha sido incapaz de pronunciarse al respecto, no lo es porque en su seno hayan cómplices o se den cita personas que comulgan con sus ideas, sino por el hecho de que toda la organización social, se ha encargado en su momento de ir tergiversando los hechos, de ir moldeando con el rostro de la infamia la verdadera trascendencia de lo que se percibe, de lo que se esconde y de lo que se oculta. 

Conocer la verdad es una forma de acercarnos, no para la venganza o la retaliación, no para buscar equilibrar las cargas del desmedro social al que nos han llevado, es necesario conocer a los verdaderos artífices de esta debacle, para poder ir de la mano, unos y otros, generando estrategias y mecanismos que nos reconcilien, por favor, que nos acerquen, que nos unan y que en un solo entramado, busquemos luchar contra la inseguridad, contra la criminalidad y contra el reino de los fariseos que nos convocado a la guerra, a otra forma de violencia y de desconocimiento del otro. 

Escuchemos al presidente, entendamos su lenguaje y valoremos sus iniciativas en procura de la otra Colombia, que no vivamos otra noche negra y de dolor en la Colombia que hemos soñado, que rescatemos parte de esos valores que aún quedan latentes en nuestra nacionalidad y que unidos por el cambio de actitud y de coraje saquemos fuerzas y nos acerquemos al otro, para bien de nuestras próximas generaciones. Escuchemos al presidente y valoremos sus dichos, que son la voz de una conciencia que convoca y concita nuestra solidaridad frente y de frente, y por eso, su voz que clama justicia y que pide perdón, tienen un solo sentido, una sola razón de ser: Seamos colombianos de bien, pero que se sepa la verdad de toda la violencia que nos ha antecedido.  

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