Las libélulas y el cambio climático están relacionados, aunque a primera vista no lo parezca. En este artículo puedes ahondar un poco más en esta correlación.
DIARIO DEL HUILA, MEDIO AMBIENTE
La subida de temperaturas del planeta es ya un problema patente. Por tanto, es de esperar que poco a poco todos los componentes de los ecosistemas se vean alterados si este proceso no se detiene. Las últimas noticias sobre ello tratan de las libélulas y el calentamiento global, pues parece ser que también son víctimas de este fenómeno.
En este punto, te preguntarás qué tienen que ver estos anisópteros con el cambio de las temperaturas: un adelanto es que afecta indirectamente a su capacidad reproductora a través del cambio de coloración. Si quieres saber el porqué, lo tienes en las siguientes líneas.
La visión de las libélulas y su reproducción
En las libélulas, el éxito reproductivo y la visión cromática están íntimamente relacionados. Su visión en color es muy superior a la de los humanos: mientras que nosotros contamos con 3 tipos de opsinas, las libélulas poseen de 15 a 33 genes de las codifican.
Estudiando este fenómeno, un artículo publicado en la revista PNAS reveló que esta gran variedad de opsinas en los ojos de las libélulas probablemente se traducía en una visión cromática diferente a la de los humanos. Además, estas opsinas cambian a lo largo de sus etapas vitales, puesto que las necesidades visuales en cada una de ellas son diferentes.
Las libélulas son animales coloridos y que también dependen en gran medida de la visión del color. Estas tonalidades llamativas es lo que permite a los machos encontrar pareja, pues las hembras tienden a elegir a compañeros con alas de colores brillantes.
El color de las libélulas y el calentamiento global
De acuerdo a un estudio realizado en Norteamérica y Europa, la temperatura ambiental está relacionada directamente con la coloración de diferentes insectos. Se registró que, en zonas frías, los tonos de las libélulas y otros insectos tendían a ser más oscuros.
Los investigadores también encontraron la relación inversa: a medida que suben las temperaturas, las tonalidades se vuelven más claras. Esto, por un lado, es beneficioso para la supervivencia de los anisópteros, pues ser más claros les ayuda a reflejar la luz solar y no sobrecalentarse.
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Adaptación versus variabilidad genética
Sin embargo, a la hora de reproducirse esto evento no es tan efectivo: en zonas en las que el calentamiento global ha aumentado las temperaturas, la tasa reproductiva de las libélulas ha disminuido. Esto ha ocurrido de forma progresiva, a medida que los machos de libélula han ido perdiendo los colores oscuros y los patrones complejos en sus alas.
Por tanto, los científicos no están seguros de qué les depara a las libélulas, pues lo que parecía una ventaja evolutiva se ha tornado perjudicial en otro ámbito. Actualmente no se sabe si esto mantendrá a la especie a flote o no, pero el pronóstico no es nada bueno.
Éxito reproductivo de las libélulas y el calentamiento global
Michael Moore (de Living Earth Collaborative), junto con la Universidad de Washington, examinó miles de registros de libélulas de 319 especies de América del Norte. Concordando con lo anterior, descubrieron que, cuanto más fría era la región, más oscura y elaborada era la coloración de las alas en los machos de cada especie.
Esta adaptación de las libélulas a la temperatura ambiental es una de las más consistentes encontradas hasta la fecha, pues supone un factor de supervivencia directo contra el calentamiento global. Sin embargo, el hecho de que solo las libélulas menos coloridas sobrevivan supone un duro golpe a la reproducción de las especies de anisópteros.
Otro problema es que las hembras no han respondido de igual manera a esta adaptación. Ellas, a diferencia de los machos, no han mostrado esa pérdida de coloración, o al menos no de forma tan consistente. Esto plantea dudas, pues si las hembras no se amoldan a los cambios de temperatura, la variabilidad genética se vería seriamente amenazada.
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