Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
En la red social “X” encontré una publicación de José Raúl Mulino, quien es abogado y ha ostentado importantes cargos como Canciller, ministro de Seguridad Pública y ministro de Gobierno, del vecino país de Panamá, que dice: “Quien mucho pregona su honestidad y transparencia es porque adolece de ambas”, algo así como que de la honestidad no se hace alarde, sino que se demuestra cada día con los actos, sin mojigaterías.
Esa expresión, sin importar exactamente de dónde provenga, es totalmente válida y equivale a aquella frase que proviene de las Sagradas Escrituras, más exactamente del Evangelio según San Mateo, Capítulo 6, versículo 3, que dice: “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace tu mano derecha”.
Y es que, en esta temporada política, se observa mucho lobo disfrazado de oveja, queriendo aparentar para lograr meterse en el rebaño y luego sí dar el zarpazo. Eso ya lo hemos visto más de una vez, y por ello, a esos candidatos que señalan y acusan a otros sin restricción, y que se rotulan de transparentes, honorables, honestos, diáfanos, cristalinos y santos, a esos señores yo no les creo, pero lo que sí creo es que son unos embaucadores.
Le tengo más fe a esas personas que hablan abiertamente y expresan sin ambages lo que piensan, lo que plantean, lo que desean hacer, cómo lo piensan hacer, a quiénes beneficiará lo que harán y con qué recursos cuentan para lograr esas obras o acciones; conocen el país, el departamento o la ciudad como la palma de su mano, tienen total conciencia de toda la problemática existente en cada rincón del territorio que desean gobernar, y no como otros que hablan como adivinando porque no tienen ni idea de lo que está pasando, porque desconocen absolutamente el contexto actual.
Como ciudadano he querido expresarme, porque creo que una de las causas más significativas de la problemática en nuestra nación, es la falta de verdad, la doble moral, la falta de coherencia y honestidad; porque se desea ganar a costa de lo que sea y como ya se ha saboreado el triunfo electoral, entonces algunos hacen lo que tengan que hacer para vencer, cueste lo que cueste.
Francamente pienso que la coherencia es entender la realidad y actuar conforme a ésta, no acomodando superficiales discursos al oído de la gente, ni ofendiendo a sus contendores, ese no debería ser el método a aplicar, dado que se llega con mentiras y no rindiendo tributo a la verdad. La auténtica forma es conociendo la realidad, analizando el contexto con responsabilidad, haciendo un examen situacional que permita proponer soluciones a las necesidades por atender, porque, aunque mucho se ha hecho, aún faltan muchas cosas por hacer.
Cierro con la siguiente frase del filósofo griego Sócrates que dice: “La mentira gana bazas, pero la verdad gana el juego”.