La falta de gobernabilidad del gobierno nacional está generando que se presenten hechos de violencia, taponamientos y asonadas a las instalaciones públicas porque no se atienden oportunamente las demandas sociales de amplios sectores de la población, que piden a gritos que les brinden soluciones a sus problemáticas. La sociedad colombiana se encuentra hastiada de estos hechos de facto, que están atentando contra las libertades de los demás, y que se sienten inermes ante estos hechos de violencia que cada vez se multiplican en el país. Junto con la creciente inseguridad ciudadana, se convierten en el caldo de cultivo para que la delincuencia aproveche estos desmanes y se propicie el caos que reina en algunas regiones del país.
Los resultados obtenidos en el preconteo realizado por la Registraduría Nacional, reflejan la paliza electoral que sufrieron los que representaban los movimientos políticos afectos al presidente Gustavo Petro Urrego. Dichos resultados reconfiguran la nueva realidad política. Se considera que estas elecciones regionales, representan un voto castigo contra todo el accionar irracional que ha desarrollado el gobierno nacional durante estos 15 meses que se cumplen el próximo 6 de noviembre y que ha generado un empobrecimiento de todos los sectores poblacionales del país, así no lo quieran reconocer las luminarias que se encuentran en los altos cargos del gobierno y en los sectores políticos afectos a este gobierno.
Lo ocurrido en los días posteriores al cierre de las urnas en algunas localidades del país, contra las oficinas de la Registraduría Nacional, donde se realizaron el preconteo de los votos y en donde han empezado el reconteo de éstos, están exacerbando los estados de ánimo de los electores. Por este motivo la han emprendido contra dichas instalaciones. Con excepciones que no pueden pasarse por alto, y deben condenarse, hay que destacar como positivo el que la jornada electoral haya transcurrido de forma tranquila. Los hechos que antecedieron la cita en las urnas en relación con la dificultad para que la Fuerza Pública llevara el material electoral y garantizara la seguridad en puntos críticos donde hacen presencia los grupos armados habían abierto no pocos interrogantes. Por fortuna, para bien de la democracia, la gran mayoría del país pudo votar en paz.
Es lamentable lo ocurrido en Gamarra (Cesar), donde una asonada destruyó la sede de la Registraduría y dejó una funcionaria muerta; en Santiago (Putumayo), en Ricaurte (Nariño) y en Barrancas y Conejo (La Guajira), donde por diferentes motivos la jornada tuvo que suspenderse. La noche del domingo anterior, había desórdenes en otros tres municipios tras el cierre de las urnas. Las autoridades tendrán que actuar, castigar a los responsables y tomar correctivos. En el Huila, también han querido generar algunos episodios de violencia, pero han sido controlados por las autoridades.
