ALFREDO VARGAS ORTIZ
Orgullosamente Docente Universidad Surcolombiana
Doctor en Derecho Universidad Nacional de Colombia
Son muchos los análisis que pueden hacerse de nuestras elecciones locales y departamentales una que es aberrante y que salta a la vista es el nivel de discriminación y exclusión en el que se encuentran el departamento del Huila frente a la participación política de las mujeres. La única candidata a la gobernación, Sandra Hernández, representó una tercera parte de los votos del segundo candidato Rodrigo Lara Sánchez y una cuarta parte del ganador en la gobernación Rodrigo Villalba. En la asamblea se coronó la representante del desastre hecho en el municipio de Neiva, Victoria Castro y una cuestionada empresaria, Tatiana Solano, que depende de la voluntad del segundo en la contienda para poder ser diputada. Ninguna de ellas viene de los movimientos sociales, representan las causas feministas o ha trabajado por detener las violencias de género en el departamento, son más bien la continuidad de quienes poco o nada han hecho por detener los altos índices de violencia contra la mujer, la inequidad de género y la falta de oportunidades. Lo que traerá como consecuencia que ha estos males no se les haga frente como debería en la Asamblea.
En el Departamento del Huila, de las 37 alcaldías solo 2 mujeres, la del Agrado, Maria Nelffy Rincón y la de Santa María, Viancy Carolina García, lograron conquistar la Alcaldía, no tengo conocimiento de sus antecedentes en el trabajo por las mujeres, pero sobre ellas recaerá en parte, mostrar de lo que son capaces las mujeres en el ejercicio de lo público. Lo que ocurrió en Neiva es igualmente grave, no existieron candidatas a la alcaldía y de las 19 curules para el concejo, solo una mujer que, si se identifica con las causas de su género, y que me representa en la lucha contra la corrupción Lourdes Mateus, logró la curul en la duma municipal. Como diría mi maestro Antanas Mockus ella es un árbol que necesita estar pintado en el bosque, porque el machismo no es cuestión de discursos, las evidencias de discriminación y desconocimientos de las capacidades de las mujeres para dirigir los destinos del departamento y los municipios saltaron a la vista.
Ante este panorama reto al gobernador (e), Rodrigo Villalba Mosquera, al Alcalde (e) Germán Casagua y los demás alcaldes del Huila, a que se atrevan a realizar acciones afirmativas frente a la evidente discriminación, de la que son objeto nuestras mujeres, promoviendo la paridad de género es sus gabinetes y en el personal de los distintos cargos directivos y ejecutivos. Sobran las razones para hacerlo, tanto de tratados internacionales, de jurisprudencia y de normas nacionales, que justifican esta medida, la idea es pasar del discurso a la práctica y darles la oportunidad a las mujeres para demostrar que de lejos están hechas para grandes cosas y de paso equilibrar la balanza que las ha llevado a esta evidente exclusión y discriminación de la que han sido objeto.