ERNESTO CARDOSO CAMACHO
Los resultados electorales del domingo ratificaron una triste realidad de la cual es imposible liberarse mientras no se modifique radicalmente el sistema político y electoral vigente.
El desgaste de los partidos políticos como instrumentos democráticos para conectar al ciudadano con las instituciones donde se decide su suerte, sigue marcando una preocupante tendencia a la anarquía donde lo que priman son los intereses personales por encima de principios, valores, convicciones y propuestas.
En ese escenario las alianzas y coaliciones desplazan la coherencia indispensable para mantener la vigencia programática que constituye la esencia de los partidos, para darle paso a negociaciones y transacciones que se afianzan en el reparto de posiciones burocráticas, adjudicación de contratos y demás prebendas propias del ejercicio del poder político, las cuales sirven para mantener las clientelas que en la nueva elección habrán de sustentar la vigencia de quienes las administran.
En ese esquema perverso, es que quienes ganan son sus promotores mientras que de manera ingenua los ciudadanos celebran el triunfo de sus victimarios; pues a nombre y representación de sus electores, gobernarán con los mismos de siempre, haciendo lo mismo de siempre, al paso que la región sigue marginada del desarrollo y sus habitantes sumidos en la pobreza, la inequidad social, la violencia y la falta de oportunidades.
En honor a la verdad no es fácil aceptar que el doctor Villava, habiendo gobernado durante más de 20 años y con presencia activa en la política por 30 años, ahora si va a estimular y promover el desarrollo y la calidad de vida de los huilenses; en un entorno de graves dificultades fiscales del departamento y la Nación, y en un contexto de aguda confrontación política entre las regiones y el gobierno nacional.
Al respecto se habla con persistencia y mucho de demagogia que el Plan Nacional de Desarrollo contiene ingentes recursos y proyectos que habrán de apalancar el progreso y modernidad de nuestra región, cuando la gran realidad es que allí están incluidos los mismos de siempre, es decir, los que nos han venido prometiendo desde hace más de 20 años.
No existe entonces mayor certeza que permita asegurar que ahora sí vamos a disfrutar de vías terciarias en plena capacidad de mejorar las condiciones de nuestros campesinos; el crédito y la asistencia técnicas que junto con la asociatividad creadora les permita convertirse en empresarios del campo; a disponer de la infraestructura vial y férrea que habrá de darnos la competitivad necesaria para el turismo y la agroindustria; o que por fin tendremos en buen uso los distritos de riego como el de Tesalia Paicol que lo convirtieron los políticos de siempre en un barril sin fondo de la corrupción; o con las PTAR, o con el anillo turístico del sur; o con la ruta 45; o con el estadio Plazas Alcid; o con los colegios de la felicidad, etc; y nada ha pasado con los responsables.
La publicidad costosa y apabullante; el silencio pagado a los medios escritos y radiales con relación a propuestas y candidatos alternativos o diferentes; la manipulación de las encuestas; los debates insulsos dirigidos a promocionar los candidatos de las maquinarias; la negociación de apoyos con los candidatos a ediles, alcaldías, concejos y asamblea; fueron los mecanismos o procedimientos que se repitieron una vez más.
Quizá lo único novedoso que se pudo presenciar con alto grado de asombro fue el cierre de campañas de candidatos a alcaldías, donde para congregar masivas asistencias; se jugaban bingos con premios en efectivo de hasta 20 millones; motocicletas; maquinaria agrícola; ganado, etc; donde con la costosa animación de cantantes y bandas musicales se promocinaba el mercado persa del voto aprovechándose de la necesidad palpable de la mayoría de la población. Un verdadero asco de la degeneración de la política.
En estas circunstancias cerca de 530 mil huilenses concurrieron a las urnas, de los cuales el 70% optó por apoyar las maquinarias de la clientela electoral; un 4% no marco ninguna tarjeta; 3% fueron anulados y 7% lo hizo en blanco. En consecuencia, solamente un escaso 16% cumplió el deber ciudadano de escoger nuevas alternativas de renovación y castigo a las clientelas, razón por la cual, volvieron a ganar los mismos de siempre y seguramente harán lo de siempre con sus cerradas roscas de aulicos y conmilitones.
COLETILLA.- El mayor ejemplo de la vieja política mañosa y corrupta, estuvo a cargo de Julio Bahamón quien sugirió un gran candidato a quien le otorgaron el aval con entusiasmo y esperanza; pero que rápidamente abandonó por no haber encontrado dinero suficiente para satisfacer sus ambiciones y se acomodó en una de las campañas en donde denigraba de su candidato.