El plazo de 18 meses para establecer la trazabilidad del café y la georreferenciación de los productores comenzó en julio de 2023 y concluirá en diciembre del próximo año. Esto significa que quedan 14 meses para que los caficultores se adapten a la legislación de la Unión Europea.
Diario del Huila, Panorama
En un contexto de cambios normativos impulsados por la Unión Europea (UE), los caficultores colombianos enfrentan un desafío crucial. A partir de un acuerdo del Parlamento Europeo anunciado hace casi un año en la COP15 de Canadá, se estableció la prohibición de importaciones de productos, incluyendo café, cacao, aceite de palma y otros, provenientes de naciones que deforesten.
Esta medida, prevista para entrar en vigor en 14 meses, ha marcado un período de 18 meses para que los productores de café se ajusten a los requisitos de trazabilidad y georreferenciación exigidos por la UE, iniciado en julio de 2023 y con plazo límite en diciembre del próximo año.
Según Óscar Gutiérrez, miembro de Dignidad Agropecuaria en el Huila, en la Unión Europea existen rigurosas normativas ambientales que regulan la importación de diversos productos. Estas normas exigen una trazabilidad detallada para garantizar la inocuidad de los productos, incluyendo bebidas como el café y el chocolate. Tales regulaciones medioambientales tendrán un impacto significativo en los productores de café en Colombia, ya que estos se verán obligados a implementar procesos específicos para asegurar la inocuidad, especialmente en el uso de fertilizantes, plaguicidas y otros insumos.
El marco conceptual acordado en la Unión Europea implica que los productores de café, no solo los colombianos, deben afrontar una serie de medidas impuestas por la Unión Europea. Estas medidas se enfocan en el cuidado de la salud, prevención de enfermedades y control de plagas. Esto implica la necesidad de establecer una trazabilidad exhaustiva, desde el inicio del proceso de cultivo, para cualquier producto destinado a la exportación a Europa.
«Al llevar café a un comprador o a una cooperativa, se espera que los caficultores proporcionen la trazabilidad. Posteriormente, este requisito deberá mantenerse para poder exportar. Sin embargo, la mayoría de los caficultores no exportan directamente, sino a través de intermediarios como la Federación Nacional de Cafeteros, exportadores privados o algunos productores selectos con capacidad para exportar una cantidad limitada de café. Esto podría complicarse para los productores si deben demostrar la trazabilidad antes de entregar su café al comprador, considerando las fases posteriores de procesamiento como el despulpado y el tostado», indicó Gutiérrez.
Incertidumbre
La implementación de estas medidas ha generado inquietudes, llevando a 17 países, incluyendo a Colombia, a manifestar incertidumbre ante la aplicación de este reglamento. El sector cafetero, representante del 30-32% del PIB agropecuario y del 6-7% de las exportaciones colombianas, se encuentra particularmente preocupado por los ajustes necesarios.
Gustavo Gómez, presidente de Asoexport, advierte sobre la necesidad de establecer una trazabilidad exhaustiva desde el origen del café hasta su destino en la UE. Además, destaca la urgencia de la georreferenciación, una exigencia que involucra a todos los actores del sector cafetero.
La complejidad radica en la diversidad de actores involucrados en la cadena de exportación. La mayoría de los caficultores no exporta directamente, sino a través de intermediarios como la Federación Nacional de Cafeteros, exportadores privados o productores con capacidad de exportación limitada. Esta diversidad de actores agrega una capa adicional de complejidad en el cumplimiento de las nuevas regulaciones.
La UE, como segundo mercado más importante para el café colombiano, representa un gran desafío. La falta de cumplimiento con las regulaciones podría significar la exclusión del mercado europeo, lo que podría impactar negativamente la economía cafetera del país.
Afectación de exportaciones
Javier Díaz, presidente de Analdex, señala que la desaceleración económica en Colombia, con un crecimiento del 1.5%, ha afectado las exportaciones, incluyendo el sector cafetero. Además, al revisar las cifras de exportación, se observa que cuatro de los diez principales destinos del café colombiano son países de la UE.
Ante estos desafíos, la búsqueda de soluciones se vuelve primordial. Se están desarrollando pilotos para la siembra de café robusta en zonas no tradicionales, como la altillanura y el Chocó, con el objetivo de comenzar la sustitución de importaciones. Se estima que, en tres o cuatro años, esta iniciativa podría generar una producción significativa de café, aportando un nuevo modelo de negocio al sector.
El sector cafetero colombiano se enfrenta a un importante reto para cumplir con las regulaciones de la UE en 14 meses. La trazabilidad y la georreferenciación se han convertido en prioridades para mantener la presencia en uno de los mercados más importantes para el café colombiano, lo que requiere una acción rápida y coordinada por parte de todos los actores involucrados en la cadena de suministro del café.
Además, este escenario plantea una oportunidad para explorar alternativas innovadoras, como la siembra de café robusta en nuevas zonas, lo que podría generar una nueva dinámica económica en la producción cafetera colombiana.
En la actualidad, la colaboración entre diferentes entidades, productores y exportadores es esencial para asegurar una transición exitosa hacia la adaptación a las regulaciones de la UE y mantener la presencia y competitividad en el mercado internacional del café.
Desafíos
El desafío no solo radica en cumplir con los requisitos de la UE, sino en transformar estos cambios en oportunidades para fortalecer y diversificar la industria cafetera en Colombia. Con un enfoque en la innovación y la colaboración, los caficultores pueden no solo adaptarse a las nuevas regulaciones, sino también impulsar el crecimiento sostenible y la competitividad a largo plazo en el mercado global del café.
El reloj está en marcha, y cada segunda cuenta para los caficultores colombianos mientras se esfuerzan por cumplir con las regulaciones europeas y encontrar formas creativas de fortalecer su industria, preservando la calidad y la sostenibilidad en la producción de café en el país.
