Luis Humberto Tovar Trujillo
Sorpresivamente y desde el estadio Metropolitano de Barranquilla con motivo del partido de Colombia contra Brasil, y en mi concepto personal, lo refiero como un gran suceso, el pueblo barranquillero interpretando el sentimiento nacional, explotó gritando en coro su deseo de la salida del actual presidente.
Repito; es el sentimiento nacional.
A renglón seguido, el pueblo antioqueño, que no podía quedarse atrás, por su liderazgo emprendedor, en el estadio Atanasio Girardot, con motivo del clásico antioqueño entre Nacional y Medellín, tambien explotó en una sola voz con igual sentimiento, interpretando el ahogo de ese pueblo, mismo de la nación entera.
Y no podía ser para menos, y la oportunidad precisa, para que, reunidos en el primer caso ante más de cuarenta mil personas, y en el segundo en un número similar, para expresar el sentir del pueblo colombiano, ante el desespero por el nefasto gobierno, que tiene a Colombia en el estado de postración social, política y económica.
Ahora bien, en el intervalo de la realizacion de los dos partidos, y para ratificar este fraude de gobierno, el famoso presidente despues de visitar a su socio venezolano, y para ratificar que la explotación de hidrocarburos en Colombia es malo, por los altos niveles de contaminación del medio ambiente, pretende asociar a ECOPETROL con la petrolera venezolana PDVSA para salvar a Venezuela de la catástrofe económica en que se encuentra sumergida, sacrificando los intereses de Colombia y de los colombianos asociados a Ecopetrol.
La verdadera desgracia de nuestro país es tener un mandatario con nulos pergaminos morales, y desconocedor de nuestro país, para servilmente entregarnos a intereses foráneos, portadores de odios vicerales contra la economía nuestra, para demostrarnos que, así como odia al empresariado colombiano, odia a Colombia como prolongación de ese odio viceral.
Se hizo presidente para demostrar el odio hacia Colombia, que lo ha tenido que soportar viviendo un verdadero martirologio del cual tenemos que liberarnos más temprano que tarde, atendiendo las exclamaciones de los pueblos barranquillero y antioqueño, quienes, interpretando a Colombia, no quieren soportar este esperpento demencial y enfermizo.
Dios salve a Colombia.