Carlos Yepes A.
La pasada contienda electoral nos hace reflexionar acerca de las pasiones políticas que en otrora despertaban fuertes y marcados entusiasmos hacia uno u otro candidato. Prácticamente se centraban en sus orígenes políticos que por muchos años fueron solamente entre liberales y conservadores.
Acudiendo a la historia, referenciada por Gerardo Molina en su escrito Las ideas liberales en Colombia, podemos referir que por ejemplo el liberalismo, como ideología, gravitó fuertemente sobre la vida del país, hasta que algunos escritores del siglo ante pasado sostuvieron que el 20 de julio de 1810 fue la fecha en que se delimitaron los dos partidos por que ese día hicieron “explosión” las tesis de libertad política y de autonomía del individuo que constituyen la esencia de la escuela liberal. En contraposición quedaba configurado el pensamiento del conservatismo donde vendrían a ubicarse los amigos del poder autoritario y el escepticismo acerca de la sabiduría atribuida a la razón.
Sin embargo esta época marcada por la confusión propia de esos tiempo que se derivaba en la inestabilidad general, las desbandadas, como hoy, de las gentes de una agrupación política hacia otra, hacían que las fronteras doctrinarias entre los dos bandos resultaran provisionales y ambiguas. Los dos bandos los lideraban, por un lado Santander, alrededor de él se agruparon los que creían que había llegado la hora de asentar el sistema democrático y de llevar a la Constitución los principios que tutelan al individuo y dificultan los excesos de la autoridad. Por el otro lado estaban los nostálgicos del orden vencido, los incrédulos acerca de la capacidad del pueblo para liderar un autogobierno y terminaron buscando refugio en la gloria de Bolívar bajo la figura de la dictadura permanente, la hegemonía militar e incluso la monarquía.
Hubo que esperar entonces una época de pensamiento más elaborado para poder definir si la Nueva Granada disponía o no de partidos. Para entonces el conservatismo de origen boliviano, terminó su vida en 1832, al caer la dictadura de Urdaneta. El Santanderismo por su parte dió a la luz dos vertientes que siguen vigentes hoy: en una estaban los liberales moderados y en la otra los liberales progresistas, o “los liberales conservadores” y “los liberales rojos”si preferimos los términos utilizados para entonces por el Dr. Mariano Ospina Rodriguez quien después de ésto procedió, junto con Jose Eusebio Caro, a organizar a los primeros como partido conservador. Los “liberales rojos” hicieron lo mismo por su lado y de ahí la fuerte creencia de que fue en esos años -1848 y 1849 – cuando se iniciaron en su vida y actuar los dos partidos tradicionales de nuestro país.
Conocida su génesis empiezo a entender y a valorar como algunos amigos que profesan vehementemente su condición de conservadores, aduciendo a doctrinas filosóficas sus preferencias, son capaces hoy de superar esos rigores de sus postulados y terminan arropados bajo los toldos de campañas liberales como fue la de esta gobernación, es que provienen de allí, del liberalismo conservador.
Atrás deben de quedar entonces las rencillas políticas, no podemos tolerar que la otra polarización que hoy vivimos, entre derecha e izquierda, siga haciendo daño en todos los niveles de la sociedad, he sido testigo de familias y amigos que, a causa de esta nueva polarización, se dejan de hablar, se agreden verbalmente e incluso las afectaciones traspasan hasta el ámbito laboral.
Nuestra invitación es a profesar un pensamiento crítico e independiente, que nos ubique en una esfera de objetividad frente a lo que sucede en nuestro país y en nuestro departamento, es hora de aprender de la historia, de referenciarnos en ella para superar nuestras limitaciones y ofrecer así escenarios de debate respetuoso y de ser capaces de construir una nueva etapa de desarrollo para nuestra región. Por eso sigo invitando a que trabajemos en “Un acuerdo para vivir mejor”
cyepes@hotmail.com
