Ernesto Cardoso Camacho
La aprobación de la reforma al sistema de salud en la Cámara demuestra que la habilidad política del presidente Petro, así como la capacidad persuasiva de sus ministros del Interior y de Salud, tienen un elemento en común y éste es el conocimiento profundo que los tres tienen sobre la escasa ética con la que actúan los congresistas.
Los partidos ya no representan a sus votantes o militantes pues han quedado convertidos en mafias electoreras que a punta de avales y de financiación estatal, obtienen unas curules que cada congresista maneja o administra para sus personales intereses; razón por la cual no existe autoridad que imponga disciplina a las bancadas para que sus decisiones legislativas tengan coherencia y pertinencia con los postulados ideológicos o programáticos de tales colectividades políticas.
La ley de bancadas es un canto a la bandera como muchas de las disposiciones legales que rigen el sistema político y electoral, donde se imponen las clientelas y maquinarias alimentadas por la burocracia estatal y la contratación pública.
La reforma es necesaria de ello no hay duda pues es indispensable mejorar el funcionamiento operativo y científico de muchas EPS, para que además de la gran cobertura que es la principal virtud del sistema, se formulen cambios en la atención oportuna de especialistas y en la entrega de los medicamentos.
El enorme déficit financiero del sistema que ha sido causado por el propio estado en sus mecanismos de flujo de recursos que finalmente deben llegar a los beneficiarios tanto de cotizantes del contributivo como del subsidiado; especialmente en la atención hospitalaria; con la reforma permite presumir que generará un gran hueco fiscal que colapsará no solo el funcionamiento del sistema si no también las finanzas públicas con repercusión inevitable en el gasto de inversión y en la deuda pública, elementos que incidirán negativamente en la economía nacional.
El criterio legal del régimen mixto, es decir, donde confluyen en armonía los recursos privados y estatales, es indispensable para mantener tanto la cobertura como la atención oportuna y eficiente. Por ello, la reforma aprobada constituye un quiebre esencial del sistema dado que del régimen mixto pasaremos a un régimen esencialmente estatal, donde la libertad de escoger cada usuario libremente a su prestador, se sustituye por la decisión del ente público que seguramente pasará a ser manejado en forma autoritaria y caprichosa por alcaldes y gobernadores.
Según lo conocido no ha quedado muy clara la forma de escogencia de los Directores de los Hospitales públicos en donde se concentra la mayor demanda de servicios, pero al parecer, la reforma se dirige a que sean escogidos a dedo por gobernadores y alcaldes, mecanismo que de quedar establecido en la ley significará la entrega de billones de pesos del sistema a las clientelas y maquinarias de las mafias políticas.
En conclusión, es un hecho cierto que el gobierno Petro con su conocida habilidad política que sabe medir el talante cínico y mezquino de los congresistas, se ha apuntado un triunfo que seguramente repetirá en el Senado. Sin embargo, lo preocupante es que con la misma habilidad ahora enfilará las baterias hacia sus otras reformas como la pensional, la educativa, la laboral, etc, apuntándole sin verguenza alguna al lentejismo de los políticos que tanto combatió para afianzar su populismo demagógico.
Ojalá la Corte Constitucional que ha dado muestras de independencia y autonomía, así sea un poco tarde, desmonte o por lo menos morigere los entuertos legislativos del gobierno del cambio que sin duda alguna amenazan seriamente la estructura institucional y democrática de la Nación.
