(Parte 2)
Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Continuando con la temática planteada en mi columna de la semana anterior, la disminución de la venta de vehículos está provocando una disminución del impuesto de las matrículas de los vehículos. De acuerdo con la edición de la revista Portafolio, del 15 de diciembre de 2023, los 433 concesionarios que se encuentran distribuidos en todo el territorio colombiano antes vendían 20.000 carros al mes, ahora 15.000 por la actual coyuntura económica que está presentando el país. Lo anterior es una amenaza para los ingresos tributarios de los entes territoriales, sino cambia esta tendencia negativa. Igual situación sucede para el mercado de la vivienda. Se completó una caída de 50,9% en las ventas de vivienda VIS en 11 meses de 2023. El acumulado de los desistimientos de este tipo de vivienda pasaron de 14.228 en noviembre del año pasado a 29.800 en noviembre de este año. Crecieron 109%. Se convierte en otra amenaza para el fortalecimiento de los ingresos tributarios de los departamentos y municipios. Inclusive para la Nación, por el pago en Notariado y Registro.
Otro factor distorsionante que está afectando los ingresos tributarios de la Nación y los entes territoriales es el consumo de las familias colombianas, que representan el 62% del Producto Interno Bruto. El informe reciente que sacó la Universidad de Antioquia, el departamento de Antioquia y que ha sido ratificado por otros centros de estudios superiores del país, indican que, de cada 10 familias, 7 solo pueden acceder a dos raciones diarias de comida. Muy preocupante este indicador, que junto con los altos precios de los alimentos y de los servicios públicos, están afectando el principal componente del PIB. Por tal motivo, no pueden adquirir bienes y servicios a las empresas, dejando de pagar IVA y por consiguiente, la Dian dejar de percibir estos importantes ingresos. Seria amenaza para el Sistema General de Participaciones.
Igualmente, también se reflejan con la disminución de las actividades industriales y comerciales, que se manifiestan en los cierres de negocios y por el aumento del sector informal de la economía en detrimento del formal. El aumento sucesivo del precio del galón de gasolina que desde el mes de octubre del año anterior se incrementó en $5.410, lo cual ha ocasionado un proceso de empobrecimiento de las familias. Han empezado a hacer mella en el estrato medio y los demás sectores vulnerables, porque su capacidad de consumo se ha disminuido. Y el anuncio presidencial del incremento del ACPM a partir del mes del próximo mes de febrero, acaba de generar una mayor incertidumbre a las finanzas públicas de la Nación y de los entes territoriales.
En ningún momento estoy hablando mal del presidente Petro. Como académico universitario y analista permanente del comportamiento de la economía Colombia, me he atrevido a escribir estas dos columnas sucesivas en el Diario del Huila. En la próxima semana seguiremos abordando esta importante temática, que con el mayor respecto debería ser leídas por los gobernadores y alcaldes que asumirán funciones el próximo 1 de enero.
