En una profunda crisis social y política, se ha convertido el conflicto armado propiciado por la oposición y las mafias del narcotráfico, que han puesto en jaque a la institucionalidad ecuatoriana. El país vecino, no sale todavía de la conmoción causada por la jornada de terror y caos. El asalto armado y transmitido al canalTC Televisión, el incendio de vehículos, el secuestro de policías y los motines con rehenes en diversas cárceles del país han llevado al presidente Daniel Noboa a tomar una decisión polémica e inédita de considerar a los grupos del crimen organizado como actores beligerantes contra la estabilidad del Estado. El ejecutivo les ha decretado la guerra contra los narcos. Aunque la opinión pública internacional, ha considerado al primer mandatario como un joven inexperto, pero que ha impactado positivamente por las decisiones gubernamentales tomadas para contrarrestar a estos narcoterroristas, con el apoyo de las autoridades policiales y penitenciarias, en medio de un país donde la justicia es inoperante, altos niveles de impunidad, con altas tasas de homicidios que representaron el 40 por 100.000 habitantes y con significativas cifras de pobreza, ha generado dudas de su accionar gubernamental.
Igualmente, las cárceles se han convertido en epicentros del delito. Desde allí se controlan el negocio del narcotráfico y dentro de ellas se libra el salvaje enfrentamiento entre las bandas rivales. Hace tres años, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos informó de la corrupción sin precedentes dentro de las prisiones, que responde al abandono del sistema penitenciario por parte del Estado desde hace años, así como a la ausencia de una política criminal integral. No solamente en su capital se presentan hechos terroristas. En Guayaquil, grupos armados vinculados al narcotráfico sembraron el terror, en la ciudad más poblada de Ecuador. Han dejado diez muertos, ocho de ellos policías. Además, se encuentran más de 70 funcionarios retenidos en cinco cárceles ecuatorianas. Al menos en ocho provincias ha habido carros bomba, incursiones en universidades y saqueos. Cientos de comercios y oficinas han cerrado por la situación de pánico en todo el país.
A pesar de lo anterior, se debe defender la democracia. Es fallida la intencionalidad de los delincuentes de doblegar a las autoridades, porque su presidente ha respondido con integridad, con el anuncio de conflicto armado interno, que le permite al Ejército apoyar a la Policía en el manejo del orden público. Los gobiernos de la región, entre ellos, el de Colombia han expresado su apoyo a Noboa y al fortalecimiento de la institucionalidad. Esta solidaridad debe ser total. Aunque la respuesta de presidente Noboa al presidente Petro, es que le va a entregar los 1.500 presos colombianos que se encuentran detenidos en cárceles ecuatorianas. Lo anterior puede convertirse en un lio diplomático en las dos naciones.
