Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Cuando los jóvenes terminan el curso 11 en las instituciones de educación básica media, salen con muchas expectativas para ingresar a la educación superior. Las expectativas de sus padres es verlos profesionales para que tengan la opción de acceder a un empleo en los sectores público o privado, con el fin de que se vuelvan independientes en su sostenimiento personal. Mientras estudian en las universidades, todo es ilusión en las unidades familiares. Cuando se gradúan acuden a la ceremonia para recibir el titulo profesional y el lunes siguiente empiezan a elaborar sendas hojas de vida para presentarlas a un político amigo, al gobernador o al alcalde para que les brinden la oportunidad de ser contratados en la modalidad de prestación de servicios, o en su defecto para postularse a las vacantes que ofrecen las organizaciones empresariales.
La realidad del mercado laboral es bastante preocupante en el país. Como decían nuestros ancestros, no hay cama para tanta gente. Estos sectores enunciados ofrecen pocas oportunidades laborales. La decepción es mayúscula en sus familias. En Neiva, los despachos del alcalde, gobernador del Huila, y de otras dependencias, son interminables las procesiones de aspirantes, buscando que les den un puesto de trabajo. Es alta la decepción. Muchos empiezan a desilusionarse de sus candidatos que apoyaron durante sus jornadas electorales. Aunque el observatorio laboral del Ministerio de Educación Nacional, data de la vigencia de 2020, se observa que de los 426.735 graduados en las universidades colombianas, 320.599 estaban cotizando en el sistema de seguridad social. Vale la pena aclarar, que el 50% de éstos, vienen ocupando cargos operativos en las entidades públicas y privadas.
Igualmente, 120.257 eran cotizantes del sector público y 200.342 eran cotizantes del sector privado. Súmeles a estas cifras los graduados de años anteriores. Es bastante preocupante. La realidad social y económica del país, presenta una coyuntura que no le permite al mercado laboral actual, atender esta oferta de mano de obra calificada. Vale la pena hacer un comentario sobre estas cifras: 138.182 son mujeres y 182.417 son hombres. Aunque el Dane no nos presentan cifras optimistas, la realidad que están viviendo las nuevas generaciones, es bastante preocupante. Se reflejan indicadores pesimistas, que estamos en un momento de decrecimiento en la mayoría de los indicadores económicos. Los pajaritos de oro que nos pintaron en otrora, el gobierno nacional, no ha cumplido con todas las promesas que buscaban continuar con el sendero de crecimiento que traía la economía colombiana. El accionar gubernamental ha sido inferior a las expectativas que se habían forjado las mentes del constituyente que los apoyó para llegar al poder. Recordemos que la dinámica económica está soportada en la generación de ingresos y es la que jalona el consumo de los hogares que representan el 62% del PIB nacional.