Mientras el primer mandatario de los colombianos se pavonea en los principales escenarios donde tiene la oportunidad de participar en los escenarios internacionales donde es invitado, el país se encuentra en una profunda crisis social, económica y política que ha generado un desbordamiento de una oleada de masacres, asesinatos selectivos, quema de vehículos, extorsiones y presiones sobre las familias trabajadoras para imponerles sus condiciones de amenazas. Muchas empresas están desesperadas, lo cual está afectando la tranquilidad de los municipios donde hacen presencia. Mientras en el ámbito internacional, habla de su sana intencionalidad de recuperar la dinámica económica de Colombia, su fracasada política pública de la paz total hasta el momento, no se ve reflejada al interior del territorio colombiano.
Mientras los despachos ministeriales, buscan generar mensajes institucionales de los avances que están desarrollando sobre la búsqueda de esta paz, que solo se lo creen ellos, el resto del país se encuentra hastiada por la pérdida de gobernabilidad que ha tenido el gobierno nacional, para contrarrestar el avance exponencial de estas organizaciones delincuenciales que no cesan su actuar criminal. En el departamento del Huila, se ha convertido en el epicentro de este actuar de las organizaciones subversivas. Durante los últimos cuatro días, sucedieron casos aberrantes que tiene consternada a la sociedad huilense, El asesinato del exsoldado Germán Leonardo Quintero en Campoalegre, el desmembramiento del joven Arleby Cerquera Cortés en la Plata, la masacre de dos habitantes en la comuna dos de Neiva, Dovis Adrián Prada Sánchez y Vidal David Valencia Montenegro, que fueron asesinados vilmente, la muerte del adolescente Cristhian Collazos por oponerse al hurto de su motocicleta, ocurrido en el barrio Villa Catalina del municipio de Pitalito, y la masacre ocurrida donde fueron ajusticiados por las disidencias de las Farc, del firmante de paz José Enrique Roa Cruz junto con sus dos escoltas Luis Eduardo Sterling y Yilber Silva Osorio, se convierten en una verdadera realidad de la violencia que está sufriendo el Huila por esta violencia irracional.
Definitivamente los medios de comunicación a nivel nacional e internacional están difundiendo estos trágicos hechos de violencia, los cuales están generando burlas y memes en las redes sociales en medio de la forma como el primer mandatario de los colombianos cumple su agenda en Europa. Los acuerdos bilaterales del cese al fuego que se han protocolizado en la Habana y en el país, con estas organizaciones narcoterroristas se han convertido en un sofisma de distracción, porque las fuerzas militares y de la fuerza política, los han obligado a estar solamente a la defensiva. Por este motivo, este debilitamiento progresivo tiene inerme a las familias colombianas, porque no encuentran protección estatal para salvaguardar sus vidas y sus bienes materiales. Estamos dependiendo de los violentos en el país. Se ha perdido la institucionalidad. La sociedad colombiana se encuentra inerme.
