Álvaro Hernando Cardona González
El año anterior se supo que entre 4 y 5 millones de colombianos sufren de desnutrición aguda. Eso debe bastar para entender que el Plan Nacional de Desarrollo 2023-2026, se proponga “crear riqueza para cerrar brechas a la discriminación”. ¿Cómo oponerse a ese propósito si lamentablemente tenemos aún con hambre a tantos colombianos y un 40% está en diversa fragilidad económica?
Pero como bien lo reconoce el Plan, cerrar esas brechas requiere dinero. A lo que agregamos que se requiere valor institucional y prioridades. Dinero: para estimular que las personas tengan empleo, creen empresas o abran establecimientos de comercio. Valor institucional: para rescatar el sentido común y hacer lo que auténticamente resuelva los problemas sociales. Y finalmente, priorizar: por muchas razones sencillas de entender, pero también porque Colombia es un Estado Social de Derecho y por tanto, primero es el ser colombiano, luego lo demás. Primero la dignidad del pueblo, luego, lo demás.
Puesto eso presente, se aclara el panorama de las energías fósiles. Y lo resume así el secretario general de la ONU, António Guterres (enero 17 de 2024): “la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es indispensable e inevitable”. Si queremos de verdad, cerrar las brechas de la pobreza, necesitamos eliminar progresivamente el uso de combustibles de origen fósil. ¿Eliminar? Sí. ¿De una? No. Hacerlo de otra manera traerá más pobreza, más desigualdad, más indignidad al ser humano colombiano.
Se requiere sincerar los problemas y tener valor institucional para solucionarlos estructuralmente. Si no es así, sólo estaremos en narrativas, muy propias de esta época. Echamos cuentos, discursos, carreta…¡populismo! Necesitamos realidades. En la página 132 Plan de Desarrollo hay un gráfico diciente: el 75% de la demanda energética nacional es satisfecha con energías fósiles. Aún a un año de adoptado el Plan, gran parte del cemento, acero, polímeros, metales y otros minerales, y materiales indispensables para la construcción de la infraestructura para cumplir con las metas nacionales, son fabricados con combustibles fósiles. Otras fuentes de energía, más sostenibles, apenas se están adoptando.
