Carlos Yepes A.
La noche en ciudades grandes e intermedias suelen tener particulares expresiones derivadas de sus habitantes y sus vocaciones económicas. En países industrializados como la China por ejemplo, existen ciudades que no paran de trabajar, son constantes fábricas de diversas mercancías con turnos durante la noche que complementan los del día para lograr tener 24 horas de trabajo continuo; en Brasil, Rio de Janeiro inicia su vida turística en la noche, en Río es normal salir a las doce o una de la mañana a empezar a disfrutar la oferta de restaurantes y bares como gran atractivo para los miles de visitantes que acuden a esta ciudad y demandan este tipo de oferta turística.
En Colombia las grandes ciudades al igual que las ciudades intermedias como Neiva, comparten y enfrentan en su mayoría problemáticas muy similares en temas de seguridad, ruido excesivo, falta de transporte, impacto en la salud pública, escasa oferta cultural y regulación insuficiente que terminan afectando la calidad de vida de sus habitantes e impactando negativamente la economía local.
En Neiva, la falta de iluminación y vigilancia de muchos sectores de la ciudad se convierten en el aliado perfecto para que se presenten hurtos y asaltos a personas que transitan por éstas zonas de la ciudad, caminar por ejemplo en la noche por la avenida circunvalar, sitio turístico y emblemático de Neiva, se convierte en un verdadero peligro. De otra parte la seguridad se ve afectada por el consumo excesivo de licor que se deriva en peleas y disturbios con graves consecuencias muchas veces afectando incluso la vida de los involucrados. El transporte de la ciudad no está programado para las horas de la madrugada, la noche es de los taxistas generalmente, pero hemos escuchado como muchos se prestan para cometer también delitos, dejando a las motos y carros particulares como medio de transporte de las personas que salen a disfrutar de la vida nocturna de la ciudad pero que no respetan la norma de la conducción bajo efectos del alcohol con las consecuencias que ya conocemos.
Neiva tampoco ofrece una oferta cultural apropiada, la ciudad se convirtió en una cantina al aire libre, los sitios más frecuentados son los asociados al licor y ocupan además de andenes, parte de la vía pública y las ciclo rutas como es el caso de la carrera quinta, calle real de Neiva convertida en un bar abierto que comparte con los demás sitios dedicados a este propósito una constante violación a los niveles de ruido permitidos afectando la salud y la tranquilidad de los habitantes de estos sectores.
Realmente nos encontramos lejos de lo que tradicionalmente se ha pregonado de Neiva y de lo que por mucho tiempo nos enorgulleció y que de manera coloquial se conoce como “ser un buen vividero” . Por el contrario hoy lamentablemente debemos reconocer que las noches de Neiva dan miedo, lamentablemente las condiciones de la ciudad hoy en día no permiten que turistas o habitantes puedan salir con tranquilidad a disfrutar de una ciudad que en la noche a pesar de todo es bonita, agradable para caminar por su clima y sus cortas distancias entre hoteles y restaurantes.
A pesar de este triste panorama, nos queda un aliciente y es que hemos visto por redes al Alcalde junto a su equipo de gobierno trabajando en recuperar esa tranquilidad en las noches. Celebramos que se actúe de esta forma, que se tomen medidas y se haga presencia como lo vienen haciendo en puntos estratégicos de la ciudad, es un buen comienzo y ojalá veamos los resultados muy pronto, esta también es una manera de impactar positivamente la economía local, la seguridad y la tranquilidad nocturna son esenciales para contribuir a impulsar y reactivar muchos emprendimientos en una ciudad donde las oportunidades laborales cada día son más limitadas.
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