Por: José Eustacio Rivera,
“Antes de que me hubiera apasionado con mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me gano la violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores, ni de la confidencia sentimental ni de la zozobra de las miradas cobardes. Mas que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la suplica”.
Con estas poderosas letras inicia la gran novela “la vorágine” de nuestro ilustre Huilense José Eustacio Rivera Salas, quien precisamente hoy cumpliría un año mas de vida. Es catalogada esta como un verdadero clásico de la literatura hispanoamericana, y quien muriera un 1 de diciembre de 1928 buscando grabar su película en Nueva York.
Miembro de una familia modesta conformada por 11 hermanos. Paradójicamente conservador, militante y quien fuera expulsado de su partido por sus fuertes desacuerdos de la época, que lo llevaron a ser congresista de la republica. Luego a dedicarse a escribir este estandarte literario en Orocua Casanare que lo llevaría a ser un póstumo rechazo a la violencia y la defensa de la naturaleza.
He tenido la fortuna de llevar su nombre y apellido, motivo de incontables anécdotas de juventud. De bullyng permanente en la niñez, pero que he sabido sortear en la medida en que entendí la gran connotación de quien lleva la responsabilidad en la historia de ser uno de los mas importantes literatos de nuestro país. Paradójicamente también encontrando una adolescencia y juventud que ha venido perdiendo la identidad no solo de quien marco la historia con un profundo y poetizo escrito que es exquisito leer, y que a la vez rechaza con determinación la realidad de un país que pareciera detenerse ante la indiferencia y una historia que pareciera se repitiera en un constante circulo vicioso.
La catedra de la Huilensidad que se detuvo en solo palabras, debe ser constante en los planes educativos de las instituciones no solo para que el presente y futuro de nuestras generaciones conozcan nuestra identidad si no para que también conozcan el verdadero camino de la literatura. Hoy por hoy muchos desconocen nuestros ilustres personajes opitas y sus obras, si no también lo que han significado para la construcción de nuestra historia.
Mi abuelo, en honor y su pasión por los escritos de este gran escritor Huilense llamo a uno de sus hijos por el mismo nombre, que tiempo despues este mismo homónimo decidió llamar a su hijo menor del primer matrimonio, como José Eustacio Rivera Montes. El homenaje no puede seguir quedándose en heredar su nombre, designar colegios, barrios, centros de convenciones y demás. Hay que dejar latente su novela en las instituciones educativas, universidades y por que no, como lo propone el profesor Alfredo Vargas, hacer un record Guinness de ser el departamento que mas lee una novela literaria, esta vez la gran “La Vorágine”.
