En este mundo contemporáneo, se están presentando diferentes episodios que reflejan la irracionalidad de las personas mayores, que en algunas ocasiones están atentando contra el bienestar de los niños, porque son abandonados por alguno de sus padres, son sujetos de violencia intrafamiliar, y en muchas ocasiones son reclutados por personas que se dedican al tráfico de menores de edad por las organizaciones narcoterroristas que los reclutan desde temprana edad, para engrosas sus filas en un futuro, con el fin de convertirlos en criminales. Igualmente, la degradación social que se está presentando en algunas regiones del país, producto de la violencia de los grupos subversivos, alimentados por el combustible del narcotráfico, están generando que estos indefensos seres humanos sean utilizados como instrumentos de guerra para sus actividades delictivas. Inclusive son asesinados vilmente por estos actores infames cuando ocurren las masacres, que están a la orden del día. Se debe despertar la conciencia social, para protegerlos de todo peligro. Por este motivo es importante que los padres de familia adopten estrategias desde el hogar para cuidarlos y protegerlos de toda clase de riesgos que atenten contra su integridad física.
Igualmente, en Colombia los menores de edad inician el consumo de alcohol, en promedio a los 12 años lo cual, encienden alarmas que exigen la atención de todos. Aunque este dato no es nuevo, un estudio realizado por la Fundación Nuevos Rumbos en más de 11.500 estudiantes de bachillerato lo ratifica, al punto de reiterar que contra este fenómeno es poco lo que se ha actuado. Llama la atención, entre los hallazgos, que 4 de cada 10 menores están expuestos de manera riesgosa al consumo de algún tipo de licor y que el 60 por ciento de ellos afirmen que les resulta fácil acceder a estos productos, no obstante existir normas y sanciones para evitarlo.
El gobierno nacional debe fijarse en la desnutrición infantil crónica que se está presentando en los sectores vulnerables de las familias. Para ello es urgente revisar los programas estratégicos de salud materno-infantil, los planes de alimentación, incluida la escolar; garantizar el acceso a alimentos saludables para familias vulnerables. Recordemos que, los niños todavía no han entrado en uso de la razón, por lo tanto, debemos mantenerlos permanentemente vigilados y controlados, porque ellos carecen del principio de la conservación. Algunos expertos en niñez consideran que los infantes son como los vehículos, hay que saberlos conducir por los caminos correctos y evitar que se tropiecen en la vía. A ellos, hay que cogerlos de la mano, orientarlos y conducirlos por los senderos que les permitan llegar a la edad adulta con una formación integral en principios, valores y con suficientes capacidades físicas, morales y cognitivas, con el fin de que asuman responsabilidades y los roles que le depara la vida adulta.