Luis Humberto Tovar Trujillo
El mayor atentado contra el estado de derecho, y una democracia, es invocarla para instalar las dictaduras.
El gobierno instalado en Colombia, invoca permanentemente el juego de las antítesis, para hacer, lo perturbador a una democracia, como sistema de gobierno, que, aunque imperfecto, sigue demostrando ante el mundo, que es lo más higiénicamente posible, para garantizar el sistema de derechos fundamentales constitucionales a los ciudadanos.
Generalmente la historia nos ha demostrado, que los dictadores han llevado una vida absolutamente desordenada, en la generalidad de los casos, económico, social, afectivo, etc.
Ese desorden, cuando se llega al poder, es trasmitirlo a las instituciones, y a la sociedad que dirigen, generando un caos, del que viven, y una crisis profunda, para obtener en esa misma crisis, resultados suficientes y necesarios, para satisfacer sus propios apetitos, y logrando mantenerse en el poder, donde el caos, es el escenario propicio, para la satisfacción, y sostenimiento, de sus enfermedades y aberraciones.
Y en ese itinerario, y ante su psicopatía, buscan aliarse hasta con el perro y al gato, hoy narcoterrorismo, amedrentar a la sociedad, y a las instituciones, concediendo beneficios a la delincuencia de todo pelambre, invocando la democracia, haciendo propuestas que solo tienen sentido, con esos fines macabros, de mantenerse en el poder, para satisfacer sus propios intereses enfermizos.
Y Colombia no es ajena a esos delirios de poder enfermizos del gobierno, donde se gobierna para los enemigos de la otra Colombia, la del bien y respeto institucional, haciendo invivible la aplicación del contrato social enseñando por Rousseau, para practicar el del “hombre es un lobo para el hombre” al mero estilo de Hobbes.
Pero lo mas grave de esto, es que todo está fundado y apoyado por el miedo, por el terrorismo, mejor, por el narcoterrorismo, en una concepción atroz, y degenerada, desbordada, subida de tono, de esa concepción elemental del miedo al Estado de derecho, precisamente, porque ha nacido de ese contrato social fundante, de respeto a la constitución y a las leyes, que nos permiten garantizar el respeto a los derechos de los demás.
Hoy no existe ese respeto institucional a la constitución y a la ley; desde el mismo gobierno se hacen manifestaciones de su total desconocimiento, incomoda el sometimiento a ella; no se respeta la tridivision del poder, es un estado de cosas inconstitucionales, donde el delito, pareciera que arrollara a la democracia.
Y con todo y eso, ha generado una impotencia generalizada, donde todos los días nos preguntamos, y donde están los dirigentes lideres de verdad, para acabar con este estado de cosas.
Estamos ante la amenaza, como forma de argumento para dirigir al Estado, eso es dictadura.
