Aníbal Charry González
El presidente Petro a raíz del hundimiento de la reforma a la salud, expresó “ nos derrotó Keralty por ahora. No es cualquier cosa. Nos derrotaron unos cuantos parlamentarios financiados por unos extranjeros. Nos derrotó una violación flagrante de la Constitución y la ley”. Por lo que hay que precisar los alcances de las palabras del primer mandatario, aclarándole a la opinión pública quien es Keralty: que es ni más ni menos que la propietaria de la Organización Sanitas Internacional que tiene operaciones en nuestro país, hoy intervenida, que entregó financiación a las campañas electorales a varios de los ponentes que aprobaron el archivo de la reforma, para que vayamos entendiendo sin arandela alguna que los congresistas que dicen representar al pueblo que los eligió, no se ponen a su servicio sino al de sus financiadores, lo mismo que ocurre con la mayoría de los gobernantes producto de un sistema político electoral corrompido y corruptor, donde queda hipotecado el Estado a la corrupción como lo he reiterado en esta columna.
De acuerdo con lo anterior, al estar identificado dónde se encuentra el origen de la podredumbre que impide que tengamos un Congreso limpio al servicio del pueblo, sino al del cáncer de la corrupción de sus financiadores, mientras no se acometa un profunda reforma al sistema político electoral y de partidos convertidos en groseros dispensadores de avales al mejor postor y al mismo Congreso con una drástica reducción de sus integrantes, que por supuesto no hará nunca por el conveniente mantenimiento de esa alcantarilla ejerciendo el más rentable negocio de enriquecimiento ilícito con cargo a las arcas del Estado, y que solo podrá hacer el maniatado constituyente primario, o sea el pueblo que solo es soberano para elegir un congreso de comerciantes torcidos de la política.
Lo cual le indica el camino a seguir al presidente Petro ahora que ha apelado a un proceso constituyente que empodere al pueblo para acometer las reformas constitucionales que necesitamos con una constituyente limitada a determinados puntos como también lo he reiterado, integrada por miembros ajenos a la clase politiquera, que incluyan una reforma integral a la justicia y a los organismos de control, para no incurrir en el desgaste de proponer una constituyente inviable imposible de convocar para tratar de resolver todos los problemas sociales de este país en el papel, y que solo se podrán resolver si tenemos un Congreso financiado limpiamente que se ponga al servicio del pueblo para desarrollar realmente el Estado social de derecho que consagra nuestra Constitución de libertades y derechos.
De tal manera, al identificar atinadamente el presidente Petro el miasma corruptor enquistado en el Congreso que impide la reformas sociales que el pueblo necesita, hay que dirigir el proceso constituyente a la reforma urgente del podrido sistema político electoral y del Legislativo, así solo logremos ese punto, en la seguridad de que habremos avanzado efectivamente para combatir la corrupción en la administración pública y la consolidación real de nuestro Estado social y democrático de derecho.