Los ocho conflictos armados clasificados por el CICR en Colombia afectaron en 2023 a miles de civiles, con consecuencias humanitarias como la desaparición, el desplazamiento, la violencia sexual, el confinamiento, la afectación por artefactos explosivos, y la asociación de niños, niñas y adolescentes con actores armados. El Huila, está en los primeros lugares de desplazamiento masivo.
Diario del Huila, Informe
El jefe de la delegación de la Cruz Roja en Colombia, Lorenzo Caraffi, dio a conocer el informe anual sobre la situación humanitaria, destacando que, según su experiencia en el terreno, la crisis continúa intensificándose.
Además de los siete conflictos armados no internacionales reportados en 2022, se ha sumado otro: el enfrentamiento entre las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas (o Clan del Golfo) y el Estado Mayor Central (EMC), la principal disidencia de las extintas FARC liderada por alias Iván Mordisco.
El balance también reveló que durante el último año se documentaron 444 presuntas violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH), empeorando aún más la situación en departamentos como Putumayo, Huila, Cauca, Nariño y Bolívar.
Los datos del Balance Humanitario 2024 de la organización humanitaria dejan mal parada la ambiciosa política de paz total del Gobierno, pues pese a los diferentes intentos de negociación que se han impulsado con estructuras ilegales, la violencia en el país no da tregua.
Caraffi aseguró que es apremiante que el “Estado colombiano y los grupos armados sitúen las preocupaciones humanitarias en el centro de los diálogos de paz”. Las cifras recogidas respaldan la preocupación, en particular cuando se trata de fenómenos como el confinamiento, el desplazamiento y la desaparición.
“En Colombia hay comunidades enteras que no pueden transitar libremente por su territorio porque el miedo y la zozobra sigue condicionando la vida de estas personas. Para la población civil el respeto del DIH no es algo abstracto, por el contrario, significa mucho. El respeto del DIH mitiga la barbarie de la guerra y puede representar un alivio concreto para las personas afectadas en medio de la incertidumbre y el dolor que provoca la violencia”, añadió Caraffi.
Balance Humanitario 2024
De acuerdo con cifras oficiales, 145.049 personas tuvieron que desplazarse individualmente, lo que significó un aumento del 18 % en todo el país respecto de 2022. En algunos territorios el aumento fue mayor: tal es el caso del departamento de Bolívar, donde casi se duplicó el número de registros, con un 94 % de incremento frente al año anterior. Por su parte, en Cauca la cifra creció un 53 %.
Esta es una problemática que tiende a ser menos visible con respecto a otras consecuencias humanitarias, pero que no deja de ser alarmante, pues muchas veces implica que las familias abandonen su hogar por largos periodos de tiempo o, incluso, que nunca regresen.
Sumado a lo anterior, 50.236 personas se desplazaron de forma masiva, fenómeno que supone una fractura de las prácticas sociales y culturales de las poblaciones afectadas. Nariño, por quinto año consecutivo, se mantuvo como el departamento con el mayor número de personas afectadas, al concentrar el 52 %.
El análisis de estas cifras muestra que, a nivel nacional, se observó una disminución del 13 % de este fenómeno respecto de 2022. Sin embargo, la problemática se extendió a otros departamentos como Amazonas, Huila, Meta y La Guajira, que en 2022 no registraron desplazamientos masivos, pero en 2023 tuvieron más de mil personas afectadas.
Además, en algunos departamentos hubo un aumento sustancial, por ejemplo, en Putumayo, que pasó de 169 personas desplazadas masivamente durante 2022 a 2.009 el año pasado, lo que representa un incremento de más de 1.000 %.
Las personas desplazadas enfrentan dificultades económicas debido a la pérdida de sus medios de subsistencia, además de los riesgos de revictimización que corren las comunidades especialmente vulnerables. Las consecuencias del desplazamiento también afectan de manera directa la salud mental.
Así mismo, las disputas territoriales entre actores armados y la presencia de artefactos explosivos llevaron al confinamiento de 47.013 personas, lo que representa un aumento del 19 % a nivel nacional, comparado con 2022. La situación continúa siendo crítica en Chocó, departamento que concentró el 44 % de la población confinada.
Adicionalmente, en otros territorios se registró un aumento mayor que el porcentaje nacional. Es el caso de Antioquia, que pasó de 110 personas confinadas en 2022 a 1.224 el año pasado. Por su parte, Cauca pasó de 1.615 personas confinadas en 2022 a 4.000 en 2023. Estas situaciones generan incertidumbre, miedo y zozobra en las comunidades y dificultan el acceso a recursos y servicios esenciales como alimentos, agua, educación y atención médica.
Personal de salud en riesgo
El jefe de la delegación humanitaria subrayó otra preocupación: el ataque a los grupos médicos. El informe alerta que durante 2023 se registraron 511 actos violentos a los equipos de asistencia de salud en todo el país. De ellos, 140 estuvieron relacionados con conflictos armados. “La mayoría [de ataques] fueron contra la vida y la integridad del personal sanitario e impactaron directamente a auxiliares, enfermeros, psicólogos, odontólogos, médicos, conductores de ambulancias y equipos de salud pública”, consigna el documento.
Las agresiones han sido tan cruentas que dejaron nueve personas asesinadas, el número más alto en los últimos cinco años. En Antioquia se documentó la mayor cantidad de actos de violencia contra asistencia de salubridad (78), seguido de Cundinamarca (54), Tolima (53) y Huila (32). Por esos hechos, el CICR hizo un llamado urgente a respetar este trabajo que en ocasiones resuelva vital en zonas de guerra. “Exhortamos a las partes de los conflictos armados a que respeten y protejan en todo momento a quienes brindan asistencia de salud. Su labor es aliviar el sufrimiento causado por los conflictos armados y la violencia”, cita el informe.
Este fue el último balance que presenta Lorenzo Caraffi, quien termina su periodo en Colombia tras varios años de ocupar diferentes cargos en el Comité y en varios lugares del país. Antes de irse, el italiano hizo énfasis en la importancia que han tenido las apuestas por la paz para la misión del CICR. “Los acuerdos abren oportunidades. Esta [refiriéndose a las negociaciones en curso] ha sido una oportunidad para tener un diálogo abierto”, explicó durante la rueda de prensa.