Según la entidad, se deben tener en cuenta factores externos del paciente, la gravedad de la enfermedad, la evolución de la misma o las condiciones propias del enfermo.
DIARIO DEL HUILA, SALUD
En medio de la aguda crisis que vive el sistema de salud en Colombia, una cifra ha concentrado el debate de miles de expertos en el país en los últimos días. La mencionó el presidente Gustavo Petro, en varias ocasiones, por los días en que trataba de defender la reforma a la salud que se hundió finalmente, el miércoles 3 de abril, en la Comisión Séptima del Senado: en “los últimos 10 años habían muerto más de 340.000 colombianos por causas debidas a que el sistema de salud vigente no operó”.
Incluso, el mandatario colombiano fue más allá y dijo que el sistema de salud ha matado a más colombianos que la guerra.
La Asociación Colombiana de Epidemiología, Asocepic, terció en el debate. A través de un comunicado, explicó cómo entender las cifras asociadas a la mortalidad evitable, recogidas por el Instituto Nacional de Salud y que fueron publicadas en 2023. El informe se llamó ‘Cuando la muerte es evitable’.
De acuerdo con dicho documento, tal como señala Asocepic, el resultado principal obtenido es que “el 50 por ciento (la mitad) de todas las muertes que ocurrieron entre 1979 y 2021 en Colombia eran muertes evitables por políticas públicas. Y, de esas, el 39 por ciento eran evitables por la atención sanitaria oportuna y de calidad, y por tanto ocurrieron debido a fallas del sistema de salud. Al desagregar esa cifra, se concluye que por cada muerte atribuible al sistema de salud, hay 1,6 muertes adicionales atribuibles a otras políticas públicas”.
Para la Asocepic, “lo anterior quiere decir que la mortalidad evitable atribuible es mayor debido a políticas públicas. Es decir, a la afectación de determinantes sociales y ambientales, como la pobreza, los contextos sociales, económicos y políticos, la contaminación y factores de riesgo como el tabaquismo”.
Y, “en menor grado es atribuible a los sistemas de salud”, lo que desmentiría la tesis varias veces repetida por el presidente Gustavo Petro.
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La Asocepic aclara, sin embargo, que esto no significa que los sistemas de salud no se deban mejorar o transformar, sino que esta mortalidad evitable “debería ser mínimas, tendiendo a cero”, aunque en la práctica “ningún sistema de salud lo pueda lograr, de ahí que se reconozca que el accionar de los sistemas de salud es de medio y no resultado”.
Lo anterior teniendo en cuenta que, como lo reconoce la Corte Suprema de Justicia, cada caso depende de factores externos del paciente, la etiología y gravedad de la enfermedad, la evolución de la misma o las condiciones propias del enfermo.
En ese sentido, la La Asocepic aclara que “el análisis de la mortalidad atribuible es una metodología que no se puede interpretar como causalidad directa, sino que es una aproximación para identificar estrategias de afectación positiva de determinantes sociales y ambientales, así como el mejoramiento continuo de los servicios de salud”.
La asociación recoge un concepto de la Organización Panamericana de la Salud que habla del desempeño del sistema de salud como un determinante de la mortalidad prematura “potencialmente” evitable. “Y establece que las muertes prematuras evitables son las que ocurren antes de los 75 años y que no deberían ocurrir. Las muertes prematuras evitables pueden ser prevenibles (si se pudieran evitar mediante programas de prevención primaria) o tratables (de haberse evitado mediante una atención médica oportuna)”.
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