Diariamente la sociedad colombiana empieza a interpretar las intenciones salidas de tono del presidente del país que busca a través de su accionar gubernamental consolidarse en el poder, pero que no ha podido generar un consenso alrededor suyo para que sus ideas lunáticas y salidas de contexto, tengan un respaldo en el ejecutivo y en la opinión pública. La propuesta de presentar una Acto Legislativo para que le sean otorgados superpoderes para que, en el marco de la Paz Total, pueda exonerar y liberar a todos los delincuentes de las cárceles que se encuentren condenados, de toda responsabilidad penal, es un sofisma de distracción. Algo nunca visto en el país.
La sociedad colombiana, se encuentra desconcertada con esta clase de propuestas que no generan respaldo popular. En lugar de enfocarse en la solución a las grandes problemáticas que aquejan a las familias colombianas, que están afectando su bienestar, empieza a sacar propuestas que no solucionan de tajo sus necesidades básicas insatisfechas. La comunidad internacional, empieza a vernos como un país inseguro y no propicio para la inversión extranjera, por el aumento de la violencia en la mayoría de los territorios del país. La falta de una política de seguridad y de autoridad que conduzca a contrarrestar el accionar criminal de las organizaciones narcoterroristas, está generando este panorama incierto para consolidar una Nación en paz y con mayores oportunidades dentro del escenario nacional e internacional.
Si no tiene las mayorías en el Congreso de la República para que le sean aprobadas las Petro reformas, mucho menos puede generar un ambiente positivo para que avance esta idea ya empieza a ser rechazada en el ambiente de la opinión pública. Se convierten en cortinas de humo para escudarse de la incapacidad gubernamental, para atender las demandas sociales y económicas que cada día son mayores. El mismo Banco Mundial en su reciente informe publicado el día anterior y que ha sido difundido a todos los medios de comunicación, ha expresado que el bajo nivel de crecimiento de manera sostenida no es solo una estadística económica sino una barrera para el desarrollo. Se traduce en servicios públicos reducidos, menos oportunidades de empleo, salarios deprimidos y mayor pobreza y desigualdad en los países de América Latina. Colombia no es la excepción. Elpaís crecería 1,3 por ciento mientras que en enero proyectaba un aumento de 1,8 por ciento. Igualmente, la convergencia hacia la meta de la inflación del Banco de la República que se ubica en 3 por ciento está lejos de estar garantizada. Debe crear sinergias positivas con todos los sectores políticos y gremiales, para buscar mejorar la calidad de vida de los colombianos. Atrás deben quedar los revanchismos y discursos cargados de sesgos ideológicos y partidistas para encontrar el sendero de un buen gobierno.
