ERNESTO CARDOSO CAMACHO
Quien se hubiere imaginado que este concepto expresado hace ya varios años por el expresidente Uribe, se haría realidad durante el gobierno de su principal contradictor político el hoy presidente Petro. Algo de razón debe tener el aforismo de que los extremos se juntan. Para ello es indispensable reconocer que la dinámica política de los últimos 25 años en Colombia ha estado signada por el enfrentamiento ideológico entre estos dos caudillos.
Con el ascenso de Petro al poder, por fortuna por la vía democrática aunque con algunos cuestionamientos que ahora se están conociendo; la izquierda radical que predica y promueve desde el gobierno; ha tenido como firme contradictor al expresidente Uribe, a quien señalan como líder indiscutible de la derecha, razón por la cual ha sido objeto de sistemática estrategia de desprestigio, acompañada por ciertos sectores de la llamada derecha representada en los partidos tradicionales a quienes incomoda su indiscutible liderazgo.
Pues bien. El Estado de Opinión se conoce en la ciencia política moderna como la forma más directa del ejercicio político que ofrece la democracia, el cual va más allá del simple derecho a la opinión, reconocido en las constituciones que rigen el Estado Social de Derecho. Lo caracteriza entonces el que los ciudadanos salen a las calles de manera espontánea, o atendiendo convocatorias de sectores sociales no partidistas, para expresar su rechazo o apoyo a las ejecutorias del gobernante de turno.
En efecto, vale recordar la masiva marcha callejera promovida contra la barbarie de las Farc, ocurrida hace ya varios años, donde la ciudadanía pudo expresar con sobrada contundencia su deseo de paz y tranquila convivencia, marcando así la ruta hacia el fallido acuerdo de paz suscrito por el gobierno Santos, el cual fue desaprobado por los colombianos en la jornada electoral plebiscitaria de octubre de 2016.
Recientemente ha sido el presidente Petro quien ha acudido al Estado de Opinión llamando a las marchas callejeras de apoyo a sus políticas de gobierno. No obstante, estas fueron languideciendo a medida que sus ejecutorias han venido transformándose en decisiones equivocadas con las cuales ha afectado sustancialmente la economía, la inversión privada, el empleo y las finanzas públicas; además de políticas insensatas como la llamada paz total y el diálogo con organizaciones criminales que están sembrando el terror en muchas regiones de la geografía nacional.
Ahora ha correspondido el turno a los sectores sociales que con sobrada preocupación, no soportan ms improvisaciones ý demagogia populista que promueve el odio y la lucha de clases, colocando así en alto riesgo las instituciones de la imperfecta pero indispensable democracia republicana.
En este claro contexto las expresiones ciudadanas vienen acrecentándose en la misma proporción en que van creciendo las persistentes equivocaciones del gobierno, además de los frecuentes escándalos de corrupción que como en el caso de los carrotanques de la Guajira, entre otros, están minando la credibilidad y confianza en sus propios antiguos electores.
En estas circunstancias la marcha del próximo domingo cobra singular importancia. Será entonces la oportunidad propicia para que la ciudadanía, en ejercicio de su sagrado derecho democrático, exprese su evidente y creciente inconformidad con el gobierno Petro; procurando así que escuche y entienda que no puede destruir ni sustituir a las instituciones; que el gobernante debe unir y no dividir pues simboliza la unidad nacional; que el diálogo constructivo y la concertación son el camino democrático que nos puede llevar a superar tantas dificultades sociales; y que la historia no empieza ni termina con un caudillismo soberbio y arrogante que solamente busca destruir en vez de construir.
Salgamos a la calle con entusiasmo, con alegría, sin protagonismos partidistas ni oportunismos banderizos; agitemos la bandera tricolor y entonemos el himno patrio que bien simbolizan nuestros valores, tradiciones y convicciones democráticas. Es la hora de ejercitar el Estado de Opinión.
