La fracasada política pública de la Paz Total impulsada por el gobierno nacional se ha convertido en un fracaso total. Por el contrario, así sean sanas las intenciones gubernamentales, se ha desatado un el accionar de las organizaciones narcoterroristas, en algunas regiones del país, que tiene en vilo el bienestar de las familias colombianas. Hoy se encuentran a manos de la delincuencia y de las organizaciones narcoterroristas. Se encuentran inermes ante la arremetida de éstas, que se han convertido en los principales verdugos por el incremento exponencial de las extorsiones y vacunas, que en caso de no acceder a sus pretensiones son objeto de atentados terroristas como ha venido ocurriendo en Neiva, durante los últimos dos meses, 11 establecimientos comerciales han sufrido 12 atentados terroristas en menos de dos meses.
Hay que reconocerle el accionar de la fuerza pública y del ejército colombiano, quienes han estructurado junto con la alcaldía de Neiva y el gobernador del departamento, para contrarrestar este avance demencial, que han focalizado estos hechos en la zona urbana de la capital del departamento. Desafortunadamente estos sucesos son producto del debilitamiento progresivo que han tenido las instituciones armadas del Estado, que les ha permitido a estas organizaciones delincuenciales fortalecerse militarmente. Inclusive las personas naturales y propietarios de los establecimientos comerciales y campesinos están siendo carnetizados y extorsionados.
Por este motivo, cerca de 500 mil personas salieron el domingo anterior, a las calles para protestar por el accionar incoherente que ha tenido, y que está lesionando la dinámica productiva del país. Parece que el presidente de la República estuviera desintonizado y aislado de las principales problemáticas sociales, económicas y políticas del país. No hay derecho que las expresiones del ejecutivo, referente a las protestas sociales del día anterior, que en tonos despreciables y ridiculizando a las marchas históricas, han sido recibidas por parte del constituyente primario, como una burla a las pretensiones planteadas en dichas protestas. Todos los gremios de la producción le han enviado sendos mensajes para que el ejecutivo escuche los mensajes de los participantes. El gobierno nacional no puede poner oídos sordos.
Mientras tanto los huilenses y otras regiones del país están siendo sometidas a la arremetida violenta de estas organizaciones narcoterroristas, que sienten desprotección del accionar gubernamental en el contexto nacional. Estos hechos violentos, se están convirtiendo en un paisaje. Los ciudadanos se guardan en sus viviendas, y como si fuera vaticinios, hoy plantean entre los integrantes de sus unidades familiares, ¿dónde va a estallar del próximo artefacto explosivo? Por este motivo, la ciudad a partir de las 8 de la noche, va convirtiéndose en una ciudad fantasma, así no lo quieran aceptar los áulicos del presidente Gusta Petro Urrego. El presidente no puede ser indolente y sordo, ante las expresiones populares que se hicieron en las multitudinarias marchas del fin de semana.
