En el marco del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, organizaciones como la OIT y el departamento del Huila lanzan la campaña ‘Familias Cafeteras’. Esta iniciativa busca concienciar sobre la importancia de un entorno laboral seguro y saludable para todos los trabajadores del café en Colombia, promoviendo acciones concretas para lograrlo.
Diario del Huila, Panorama
Colombia, reconocido por su posición líder en la industria cafetera mundial, enfrenta retos significativos en su sector cafetalero. A pesar de ser el tercer mayor productor de café a nivel global y contar con el esfuerzo incansable de 548,000 familias cafeteras y 2,5 millones de trabajadores, el 85% de la producción del café se encuentra en la informalidad.
Este dato revelador pone de manifiesto una realidad preocupante: la falta de garantías laborales para la gran mayoría de los trabajadores del café en Colombia. La informalidad implica limitaciones en cuanto a la cobertura de salud, acceso al sistema de pensiones y afiliación a Administradoras de Riesgos Laborales (ARL). Solo un pequeño porcentaje, el 3,4%, cuenta con esta afiliación, dejando desprotegidos a la mayoría de los trabajadores frente a los riesgos inherentes a su labor diaria.
Los desafíos no se detienen aquí. Los caficultores colombianos enfrentan una serie de riesgos diversos y altos durante su jornada laboral. Desde condiciones climáticas extremas hasta accidentes en el campo, la seguridad y salud en el trabajo se convierten en una preocupación primordial para garantizar un entorno laboral seguro y digno para todos.
Conscientes de esta realidad, diversas organizaciones se unen para impulsar la campaña #FamiliasCafeteras en el marco del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), su Fondo Visión Cero, el Ministerio del Trabajo, la Organización Internacional del Café y la Gobernación del Huila se unen en este esfuerzo por mejorar las condiciones laborales en el sector cafetero colombiano.
La campaña, que se lanza con un reto en redes sociales del 28 de abril al 5 de mayo, invita a todas las «familias cafeteras» del país a compartir sus fotos y elevar su voz en favor del trabajo decente. Se busca concienciar sobre la importancia de un entorno laboral seguro y saludable para todos los trabajadores del café, así como promover acciones concretas para lograrlo.
Durante los meses siguientes, se llevarán a cabo diversas acciones en el marco de la campaña #FamiliasCafeteras. Se compartirán conocimientos y buenas prácticas entre los actores involucrados, destacando los esfuerzos realizados en regiones cafeteras como el Huila para avanzar en el trabajo decente. Se espera que estos esfuerzos inspiren a otras áreas y fomenten nuevas acciones para promover la justicia social en toda la cadena cafetera.
En Colombia, el café no solo se produce, sino que se disfruta en compañía. Por ello, se hace un llamado a todos a sumarse a la difusión de la campaña #FamiliasCafeteras a través de sus plataformas y a conmemorar el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo el 28 de abril. Es hora de trabajar juntos para garantizar un futuro más prometedor para las familias cafeteras de Colombia.
El Huila
El Huila es el primer productor cafetero del país, según la Federación Nacional de Cafeteros (2023), tiene una participación del 19,08% en la cosecha de café a nivel nacional. Por esto es escenario de múltiples procesos en materia de trabajo que involucran toda la cadena cafetera, desde su base productiva hasta la exportación; lo que es clave teniendo en cuenta que, según la OIT (2022) alrededor de 550.000 familias en Colombia están vinculadas a los procesos de producción de café. Este aspecto hace que sea fundamental abordar la diversidad de retos que tiene esta industria en su cadena de suministro.
Como es bien sabido, una parte significativa de la fuerza laboral en el sector agrícola es migratoria, especialmente durante las épocas de cosecha. Estos trabajadores, que a menudo laboran por jornal diario o semanal, culturalmente tienden a ser inestables y no permanecen en una finca por largos períodos de tiempo.
Esta realidad se refleja en la incertidumbre que rodea a la contratación de personal, donde los lunes resulta impredecible quiénes llegarán y en qué cantidad. Además, muchos de estos trabajadores no poseen documentos de identificación o no los muestran al momento de ingresar a trabajar, lo que dificulta aún más la tarea de llevar un registro preciso de quién labora en las fincas.
“Desde el momento en que estos trabajadores ingresan, nos enfrentamos a posibles incumplimientos legales, ya que su carácter itinerante y la falta de contratos formales los dejan desprotegidos frente a la legislación laboral. Esta situación se traduce en una imposibilidad operativa para mantener al día los registros de seguridad social, como exige la ley. Muchos de estos trabajadores pueden abandonar sus labores a mitad de semana o después de trabajar solo unos pocos días, lo que aumenta la inestabilidad y los riesgos para los empleadores”, explicó un líder cafetero de la región.
Mano de obra
Los altos costos en mano de obra, que representan una parte significativa de los gastos en la producción de café, no son deducibles fiscalmente cuando los trabajadores no están asegurados, lo que distorsiona las ganancias reales de la empresa. Además, la falta de formalización laboral expone a los empleadores a enfrentar graves consecuencias legales en caso de incidentes laborales, lo que añade presión y riesgo a la operación de las fincas.
La formalización laboral en el sector agrario es un tema crucial discutido en diversos ámbitos, desde las mesas de negociación de La Habana hasta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La falta de protección social para estos trabajadores al final de sus carreras laborales es una preocupación que debe abordarse urgentemente.
Por otro lado, la pobreza en las zonas rurales y la falta de oportunidades para campesinos y empresarios agrícolas han contribuido al desinterés por el trabajo en el campo, que cada vez es más escaso y está compuesto por una población de mayor edad. La falta de un tejido social y empresarial sólido en las áreas rurales no estimula a los jóvenes a involucrarse en la agricultura.
La construcción de infraestructura vial también representa un desafío adicional para el sector agrícola, ya que demandará mano de obra no calificada en grandes cantidades, sin que los empleadores tengan la capacidad de ofrecer trabajos formales.
La informalidad laboral representa un riesgo tanto para los empleadores, que ponen en peligro sus empresas y patrimonio cada día, como para los empleados, que terminan sus vidas laborales sin protección alguna. Es fundamental abordar estos desafíos de manera integral para garantizar un futuro más seguro y digno para todos los involucrados en el sector cafetero.