El fenómeno de El Niño está en la fase final de su debilitamiento, pasando a condiciones de neutralidad. Se estima que entre junio y julio inicie oficialmente la temporada de lluvias en el país.
Diario del Huila, Contexto
Colombia, un país que históricamente ha experimentado variaciones climáticas significativas, se encuentra ante un nuevo escenario meteorológico que requiere atención y preparación por parte de autoridades y ciudadanos.
Según declaraciones recientes de Yolanda González Hernández, directora del Centro Internacional de Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen), Si bien el fenómeno de La Niña no ha empezado, se prevé que, entre lo que queda de este mes y hasta julio, las precipitaciones en el interior de Colombia aumenten del 10 % al 20 % por encima de lo que suele llover en esta época del año.
El anuncio se produce en un momento crucial, justo cuando El Niño, que ha marcado las condiciones climáticas recientes, está en la fase final de su debilitamiento y transita hacia condiciones de neutralidad.
Sin embargo, según los expertos, esta neutralidad será breve y se espera que, en cuestión de dos o tres meses, el país se encuentre bajo la influencia de La Niña. Aunque el inicio de La Niña no es inminente, se anticipa que el océano Pacífico y la atmósfera comenzarán a mostrar características típicas de este fenómeno climático durante los próximos meses.
El panorama climático presenta desafíos importantes para Colombia, especialmente en términos de seguridad hídrica, agricultura y gestión de riesgos naturales. Durante el XXIII Foro Regional de Perspectivas Climáticas del Oeste de Sudamérica, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) presentó pronósticos que coinciden con las estimaciones de González Hernández.
Según estos análisis, se prevé un aumento del 10 % al 20 % en las precipitaciones en el interior del país, mientras que en la Amazonía y la Orinoquía se esperan lluvias cercanas a los promedios históricos.
La noticia del posible inicio de La Niña para el segundo semestre de 2024 ha generado preocupación entre los sectores agrícola, ambiental y de gestión de riesgos. Si bien los pronósticos a largo plazo presentan cierta incertidumbre, es esencial estar preparados para afrontar los posibles impactos de este fenómeno climático.
La experiencia previa con La Niña en Colombia ha demostrado que puede provocar inundaciones, deslizamientos de tierra y otros eventos climáticos extremos que afectan a comunidades enteras y la infraestructura del país.
En este contexto, se hace un llamado a la acción tanto a nivel gubernamental como comunitario. Se recomienda la construcción de reservorios de agua cubiertos para mitigar los efectos de las lluvias intensas, así como la realización de labores de limpieza de canales y ríos para prevenir inundaciones.
Además, se insta a promover el uso eficiente y el ahorro del agua, así como el reúso del recurso hídrico, de acuerdo con los lineamientos establecidos por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Es importante destacar que el cambio climático está exacerbando la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo. En este contexto, la anticipación, la preparación y la acción coordinada son fundamentales para reducir la vulnerabilidad de las comunidades y construir una resiliencia climática sostenible.
Eventos extremos
Según los pronósticos más recientes, existe una probabilidad alta, estimada en un 60 %, de que el fenómeno de La Niña impacte al país durante el segundo semestre de este año. Ghisliane Echeverry, directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), señala que este fenómeno coincidirá con la temporada de ciclones, que abarca de junio a noviembre, y con la segunda temporada de lluvias, lo que podría provocar eventos extremos y fuertes precipitaciones.
El Ideam ha advertido sobre la posibilidad de que las lluvias pronosticadas para el segundo semestre del año sean el preludio de La Niña. Ante esta situación, el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Ambiente, ha priorizado el fortalecimiento de la infraestructura en las zonas más vulnerables, donde la falta de servicios públicos, vías y saneamiento básico agrava las consecuencias de las lluvias intensas.
Las afectaciones causadas por las intensas lluvias incluyen deslizamientos en vías importantes, inundaciones tanto en áreas rurales como urbanas, y alteraciones en la logística de la cadena productiva, lo que ha generado aumentos en los precios de los alimentos.
Es evidente que las comunidades requieren con urgencia la intervención tanto del Gobierno Central como de los mandatarios locales, ya que son quienes sufren las consecuencias directas.
En este contexto, los gobernantes de varios departamentos, como el Atlántico, han comenzado a tomar medidas preventivas, como declarar el estado de calamidad pública debido a los bajos niveles del río Magdalena. Eduardo Verano, gobernador del Atlántico, afirmó: «Hemos declarado la Calamidad Pública para aplicar las medidas urgentes que permitan garantizar el abastecimiento en las captaciones que están a lo largo del río».
Otros departamentos que han adoptado esta medida para movilizar recursos y enfrentar la emergencia son Antioquia, Bolívar, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, Huila, Meta, Norte de Santander, Risaralda y Valle del Cauca. Es fundamental que las autoridades supervisen de cerca las posibles especulaciones en la cadena productiva que puedan surgir como consecuencia de esta emergencia climática.
Tenga en cuenta estas recomendaciones para el fenómeno climático
El fenómeno de La Niña es un patrón climático que se caracteriza por el enfriamiento anormal de las aguas del Océano Pacífico ecuatorial, lo que impacta significativamente en los patrones meteorológicos a nivel mundial.
Generalmente, se asocia con un aumento en las precipitaciones en algunas regiones y sequías en otras, afectando la agricultura, los recursos hídricos, la gestión del riesgo de desastres y la salud pública. Es esencial estar preparados y seguir una serie de recomendaciones para mitigar sus posibles efectos adversos:
Preparación ante inundaciones: en las áreas propensas a un incremento de precipitaciones, es crucial adoptar medidas para prevenir inundaciones. Esto incluye limpiar desagües y canaletas, verificar el buen estado de los sistemas de drenaje y crear barreras para el control de agua.
Agricultura: los agricultores deben ajustar sus calendarios de siembra y cosecha teniendo en cuenta los cambios en las precipitaciones y temperaturas. La selección de cultivos resistentes a condiciones de exceso o falta de agua también es una estrategia clave.
Salud Pública: Las temporadas de lluvia pueden aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y vectores, como el dengue y la malaria. Es importante promover prácticas de higiene, almacenar adecuadamente el agua y realizar campañas de fumigación para controlar los vectores.
Planes de Evacuación y de Emergencia: Tener planes de evacuación claros y difundidos entre la comunidad puede salvar vidas en caso de inundaciones repentinas u otros desastres naturales asociados. La preparación de kits de emergencia es igualmente importante.